Normalmente las leyes de la Unión Europea están bien hechas, son maduras y tienen en cuenta casi todos los ángulos que puede presentar un problema, ... pero hay otras que me desconciertan. Una de ellas es esa que obliga a todas las páginas web que usen cookies a decírtelo y tener que aceptar, con lo que navegar en internet se ha convertido en una especie de martirio chino; además, al ser tan reiterativo, terminas dándole aceptar a cualquier cosa, con lo que la posibilidad de fraude aumenta. Otra de esas leyes insólitas es la que entró en vigencia el lunes y que dice que todos los vehículos eléctricos de cuatro o más ruedas, cuando circulen a 20 km por hora o menos, deberán producir un ruido de al menos 56 decibelios. Una de las grandes ventajas de los coches eléctricos es que son mucho más silenciosos que los de combustibles tradicionales. Prometían una ciudad más silenciosa. La UE nos obliga a eliminar esa ventaja. La justificación es que los peatones estamos acostumbrados a oír el ruido de los coches antes de cruzar una calle, y que nos alerta de su presencia. Nos dicen que el silencio es peligroso. Entendería que hicieran obligatorio el uso de ayudas electrónicas que parasen el coche cuando detectasen un peatón (que existen), pero tener que hacer ruido no me parece adecuado. Enrique Dans en su blog, al comentar esta noticia, nos recuerda que a finales del siglo XIX las leyes en Estados Unidos e Inglaterra obligaban a los coches a llevar delante de sí a un peatón portando una bandera roja. De ese modo eliminaban una de las ventajas del coche: la velocidad. Pasó a la historia como una ley estúpida. Espero que esta nueva ley de la UE pase a la historia como otra ley estrafalaria.
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