De los denisovanos no sabíamos nada hasta 2008 cuando se encontró un fragmento de hueso de un meñique de una niña en las cuevas de ... Denisova, en los montes Altai, en Siberia. A pesar de que su descubrimiento es tan nuevo se trata otra especie humana que convivió con nosotros y con los neandertales.
En un reciente artículo en la revista 'Cell' cuyo autor principal es David Gokhman, de la universidad Hebrea de Jerusalén, y en el que también participaron científicos españoles, muestran la reconstrucción de la cara de la niña. Me resulta fascinante que, a partir de una falange del dedo meñique de una niña, nuevas técnicas genéticas, permitan reconstruir cómo era su cara. De hecho, estas técnicas hoy en día permiten la reconstrucción de 56 rasgos físicos que incluyen no solo el rostro sino otras características como puede ser, por ejemplo, la anchura de las caderas. Es de suponer que en el futuro se podrán reconstruir muchos más rasgos.
Hoy por hoy esa reconstrucción tan solo es aproximada, pero en este caso ha habido una confirmación independiente. En el artículo que se envió a la revista se preveía cómo sería la mandíbula. Poco después se descubrían los restos de una mandíbula inferior de un denisovano y coincidía perfectamente con lo predicho en el artículo. Esto permite tener confianza en que la reconstrucción que han hecho es bastante correcta. La niña tenía la frente inclinada, arco dental y cráneo muy anchos, pelvis grande y la cara alargada.
Hay restos de ADN denisovano en las poblaciones de Oceanía y del sudeste asiático, incluyendo el Tíbet, lo que demuestra que hubo cruce entre ambas especies. También se sabe que hubo hibridación entre denisovanos y neandertales.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión