Ciudades, lugares mejores para vivir
Roberto Salvador del Valle
Director Deusto Cities Lab. Catedrático Universidad de Deusto
Martes, 1 de julio 2025, 02:00
Hace una década, en la Universidad de Deusto, nació Deusto Cities Lab Katedra, para hacer de las ciudades lugares mejores para vivir. Fiel a la ... triple función universitaria de investigar, educar y transformar, la Cátedra ha pretendido contribuir al bienestar y bienser de las personas que viven en ciudades, territorios y comunidades.
Se ha incidido, desde la generación del conocimiento, la facilitación de aprendizajes, la transformación de realidades y el intercambio de experiencias, en la imbricación entre las personas, de la ciudadanía, y las ciudades que habitan y transitan.
A lo largo del último siglo, esta cuestión ha ocupado la centralidad en las 'City Sciences' o los 'Urban Studies'. El concepto de 'alma de la ciudad', de Aldo Rosi; la idea de la 'escala humana de las ciudades', de Jaime Lerner o Jan Gehl; la necesidad de un 'mapeado de las personas y los barrios', de Park, Burgess o Wirth; la complejidad de las ciudades a la luz de las 'vivencias cotidianas de sus barrios', de Jane Jacobs; el 'derecho a la ciudad', de Henry Lefebvre; o la 'ciudad de los 15 minutos', de Carlos Moreno son buenos ejemplos de la necesidad de comprender la caleidoscópica interacción entre ciudad y ciudadanía.
No cabe duda que las ciudades inciden de manera notable en el bienestar y el bienser de las personas que las habitan y transitan.
El mayor o menor equilibrio ecológico del ecosistema en el que desarrollan su existencia tiene impacto directo en su bienestar y bienser. El acceso universal al agua potable, a un aire limpio, al silencio, al espacio público, a una vivienda asequible, al uso sensato de recursos, a su reciclaje y reutilización, a las energías renovables, a un espacio virtual universal y una digitalización saludable ... son ejemplos del desarrollo sostenible de las ciudades. El bienestar y el bienser de las personas depende de la puesta en valor de sus talentos diversos, de su empleabilidad, del acceso a un empleo digno, con un nivel de ingresos que garantice el uso y consumo de recursos suficientes, para lo que se necesita una ciudad que genere y redistribuya la riqueza. El desarrollo económico sostenible de las ciudades incide en la calidad de vida y la salud mental de su ciudadanía.
La cohesión social, entre grupos de edad y colectivos sociales, genera bienestar y bienser en las personas que conforman la ciudad. El cuidado de la salud, la educación, la protección de la niñez, la emancipación joven, la conciliación adulta, el envejecimiento activo, las pensiones, la hospitalidad para con la persona migrante, la atención a la diversidad funcional y la dependencia, la reducción de las brechas de género, la desigualdad o el analfabetismo digital son factores imprescindibles de la ecuación del desarrollo social sostenible.
Afianzar la propia identidad en un contexto de tolerancia y respeto a la diversidad, en un proceso combinado de conservación del patrimonio-memoria y de apertura a la creatividad y la innovación son fuentes de bienestar y bienser para las personas que integran esa comunidad de comunidades que llamamos ciudad.
Alcanzar el bienestar y el bienser de todas y cada uno de los seres humanos que comparten ciudad es un ejercicio de gobernanza democrática, con marcado carácter comunitario y colaborativo, en el que se integran los diversos actores en una causa (derechos humanos y bien común), una tarea compartida e iniciativas conjuntas de mejora y transformación de la realidad.
Motivaciones, percepciones y valores que incorporan una mirada subjetiva de la ciudad, que nos convierte en corresponsables y cómplices de su futuro. Y que se suman a las condiciones objetivas de desaceleración del tiempo, reivindicación del espacio de los lugares y de la proximidad, recursos suficientes para la emancipación y autonomía personal, territorio de oportunidades y actividad, participando de una comunidad transgeneracional y plural.
Las ciudades son fuente de bienestar material y bienser emocional. Para que nos cuiden adecuadamente, todas y todos tendremos que cuidar la ciudad y a los seres humanos que la conforman. La clave, en la búsqueda de ciudades entendidas como fuente de bienestar y bienser, radica en personas comprometidas con el cuidado de las ciudades, así como de los seres humanos que las habitan y transitan.
La Cátedra ha intentado enriquecer la reflexión y posibilitar el diálogo, profundizando en el conocimiento y aprendiendo con otras personas y transformando la realidad junto a otras organizaciones. Queda mucho camino por recorrer. Pero cualquier tiempo futuro será mejor si nos lo proponemos como causa común y tarea compartida.
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