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Editorial DV

Rebajar el choque

La agria polémica por la devolución al PNV del palacete de París ha creado una nociva sima entre el PP y los jeltzales que debe cerrarse

Lunes, 3 de febrero 2025, 06:27

La relación PNV-PP ha atravesado en las últimas semanas una profunda crisis a consecuencia de la devolución a los jeltzales del palacete de la ... Avenida Marceau de París. El choque ha agriado mucho las relaciones. Las iniciales declaraciones del PP -en concreto de su portavoz parlamentario, Miguel Tellado- acusando al PNV de ser 'aprobetxategis asquerosos'- respondían a una retórica desproporcionada e innecesaria, más allá del legítimo debate que puede suscitar discutir si el edificio pertenece al PNV o al Gobierno Vasco, que fue el que lo utilizó en la Guerra Civil y el exilio. La Ley de Memoria Histórica es el cauce adecuado para enderezar la discrepancia, en la que el trabajo riguroso de los historiadores debe primar al cruce de gruesas acusaciones políticas. Tampoco podemos obviar que el PNV y el PP ya negociaron en su día la devolución de este inmueble incautado en su día, que tiene una gran carga simbólica, y que formó parte de las conversaciones entre ambos partidos para garantizar la gobernabilidad. El elevado voltaje de la polarización española se ha contagiado a la relación entre el PP y los jeltzales, lo que es un error de bulto para el conjunto del centroderecha. Los populares no pueden romper todos sus puentes de interlocución con el nacionalismo vasco. Sería poco inteligente contribuir a ese aislamiento político que le obliga en la práctica a depender de Vox si Alberto Núñez Feijóo no alcanza la mayoría absoluta. Tampoco al PNV le conviene dejar en exclusiva al PSOE el monopolio de las posibles alianzas. La reconducción del decreto 'ómnibus' para que sea aprobado con una mayoría en el Congreso abre un nuevo ciclo que debería rebajar el tono hiriente en el que ha entrado la discrepancia. La rectificación de Sánchez, al 'trocear' el decreto, y de Núñez Feijóo, al asumir que lo importante era dar luz verde a las medidas sociales, evidencia la necesidad de no alimentar más la desafección ciudadana hacia las instituciones y corregir el rumbo. El PP y los jeltzales están condenados en algún momento a entenderse y los acuerdos alcanzados en Gipuzkoa -en los que la Diputación de PNV y PSE ha sacado los Presupuestos gracias a los populares- son elocuentes de la superación de vetos. En Madrid la dinámica de bloques sigue enquistada y emite derivadas tóxicas a la periferia. El PP y el PNV deben enfriar el conflicto y ser conscientes de que son los primeros perjudicados si no rebajan el choque en torno a una fibra tan sensible de la memoria histórica.

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