Nueva modalidad con formas adecuadas
En los últimos meses se ha extendido el uso de nuevas formas de movilidad urbana en nuestras ciudades. Antes monopatines y patinetes tradicionales, y hoy ... patinetes eléctricos y los segways han comenzado a formar parte del paisaje urbano de los municipios. Poco a poco, el uso de estas nuevas formas de movilidad se va extendiendo, sobre todo entre los más jóvenes. La bicicleta está adquiriendo también cada vez un uso mayor. Todo ello deja patente que se debe estudiar la movilidad como una realidad cambiante que se renueva constantemente. Sin embargo, los ayuntamientos y la autoridad competente parecen no abordar estas nuevas realidades a la misma velocidad que van irrumpiendo. Es decir, si la movilidad cambia se le debe dar respuestas y soluciones rápidas, casi en el mismo momento en el que se van sucediendo los cambios.
Por una parte, se ha puesto de moda 'desprestigiar' el automóvil privado y tratar de ponerle trabas para su acceso al centro de las ciudades en base a que supuestamente de esta manera las urbes son más «habitables y amables». Sin embargo, basta con ser un poco observador para darse cuenta de que los pequeños comercios poco a poco van desapareciendo dejando un gran número de locales vacíos o en el mejor de los casos sitio a las grandes cadenas y multinacionales. Esta realidad también ha desplazado a buena parte de los ciudadanos a los centros comerciales de las periferias para realizar sus compras, y despoblando barrios y calles de las ciudades que anteriormente habían tenido mucha vida. Tampoco hace falta ser un gran observador o experto en movilidad y sociología para darse cuenta de que la población envejece a un ritmo muy rápido y que esto hace que se den casos en los que los automóviles particulares resultan imprescindibles e insustituibles por cualquier otro transporte.
La proliferación de las nuevas formas de movilidad y el aumento del uso de la bicicleta tampoco parece ser abordado como se debiera. Todos hemos sido conscientes de cómo ha ido aumentando la red de carriles bici o bidegorris en nuestros municipios (a veces incluso 'con calzos'). Sin embargo, es muy frecuente ver a ciclistas circulando por la calzada en paralelo a estos carriles y/o en otros casos haciendo caso omiso a las señales de tráfico o los semáforos. Si los ciclistas no usan los carriles bici, ¿para qué se han construido?, ¿no deberían tener la obligación de circular por estos bidegorris allá donde existan?
De la misma manera, todavía no está claro por dónde deben circular los patinetes eléctricos y los segways, aunque todos tenemos claro que son elementos que necesitan de una regulación que por lo menos especifique por dónde pueden circular, y con qué conductores. Y que llegan a ser tan peligrosos que ya se han cobrado las primeras víctimas mortales. Y ahora, con la vista puesta en esos desgraciados sucesos de pronto se nos anuncia una precipitada toma de decisiones por la DGT y algunos grandes consistorios, que esperamos no sea solamente un 'salir del paso'.
Las normas y planes de movilidad urbana deben contemplar cuáles son las formas de movilidad que existen y las nuevas que van surgiendo para tratar de darles respuesta rápida y eficaz a todas ellas de tal manera que se garantice la seguridad de todos los usuarios. No deben quedar aspectos sin legislar o con vacíos legales, hay que garantizar la coexistencia entre las distintas formas de movilidad y saber responder a las demandas reales de los usos del espacio público, sin obcecarse en criminalizar al automóvil y ponerle trabas. También los consistorios deben tener en cuenta que se debe formar e informar a los ciudadanos sobre la necesidad y obligatoriedad de respetar la normativa de tráfico, las señales y semáforos, sean automovilistas, motoristas, ciclistas, peatones; y muy especialmente respetar los espacios públicos.
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