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Cartas al director

El ruido de la hostilidad

MARÍA DOMERCQ GARCÍA SAN SEBASTIÁN

Domingo, 23 de marzo 2025, 08:54

El pasado fin de semana fui a ver el partido de baloncesto de mi hijo, pero lo que debía ser una mañana de deporte se ... convirtió en un espectáculo de gritos e insultos. La grada, en vez de alentar, era un campo de batalla verbal. ¿Cuándo dejamos que el ruido del ego, de la ira, ahogara el valor de la educación? En demasiados deportes la agresividad de entrenadores, jugadores y padres aviva un fuego que consume lo mejor del deporte. Los niños aprenden que el grito se impone a la razón, que la victoria vale más que el respeto. Pero el verdadero deporte es humildad, respeto y trabajo en equipo. De estos partidos no se formarán estrellas, pero sí nuestros futuros líderes, representantes y compañeros de trabajo. ¿Qué clase de sociedad queremos construir? El marcador se borra, los trofeos se olvidan. Pero los valores que transmitimos a nuestros hijos permanecerán en ellos. Es en la grada, con nuestro ejemplo, donde se juega el partido más importante. Queremos una generación que valore al rival y entienda que la grandeza se mide en respeto, no en puntos. El deporte es más que un juego: es una escuela de vida.

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