Trump contra las universidades de élite
Julián González
Sábado, 21 de junio 2025, 02:00
No es baladí el impacto de las reconocidas universidades de Estados Unidos sobre aspectos cruciales que han conducido a que este país se haya convertido ... en la primera potencia mundial. Es bien conocida la supremacía de las universidades e institutos tecnológicos (MIT de Boston, CalTech de Pasadena) en el prestigioso Ranking de Shanghai, una clasificación que año tras año lidera la Universidad de Harvard (la que ha generado más Premios Nobel y una de las más conocidas del mundo), seguido de Stanford. También es importante resaltar que en los diez primeros lugares del reconocidísimo ranking únicamente Cambrigde y Oxford son las universidades no estadounidenses. Además, en este listado se encuentra también la Universidad de Columbia, otra de las más elitistas denostada estos últimos meses por el presidente Donald Trump.
Lógicamente los titulados por estas universidades están llamados a ocupar puestos de mucha responsabilidad y gran liderazgo, con brillantes trayectorias profesionales como prueba de la formación excelente que han recibido en estas instituciones. Frente al elevado precio de las matrículas (entre unos 50.000 y 80.000 dólares el curso), existe una potente red de becas, de ayudas o de créditos al honor con el fin de que no se pierda talento por la falta de recursos económicos. Y es que el elitismo intelectual se manifiesta, principalmente, por la captación y la atracción de talento frente al elitismo económico. En este sentido, como dato a destacar por sorprendente, me gustaría indicar que solamente el 10% de las solicitudes de entrada son admitidas.
Otra vertiente fundamental para que una universidad pueda llegar al prestigio y alcanzar la excelencia, es la que hace referencia a la investigación científica. Es en esta cuestión donde estas universidades e institutos tecnológicos (junto a los laboratorios nacionales y de compañías privadas como las de Silicon Valley o Boeing, General Electric, IBM, Westinghouse, Hewlett-Packard, Intel,...) presentan los mejores registros de investigación científico-técnica, así como el desarrollo de proyectos altamente innovadores, publicaciones en revistas especializadas con alto índice de impacto –que serán referencia para futuras investigaciones–, patentes susceptibles de ser explotadas o licenciadas, asesoramiento en la transferencia de los resultados de I+D al sector productivo, entre otros aspectos.
Asimismo es interesante señalar el muy elevado porcentaje de financiación privada frente a la de carácter público que se articula por donaciones sujetas a leyes de mecenazgo transparentes y colaboraciones con empresas ¡Cuántas pantallas nos quedan pasar para llegar a este escenario!
La cruzada emprendida por el presidente Donald Trump contra las universidades, en especial contra la de Harvard, debido al antisemitismo que dice que se practicar en ciertos ámbitos de esta institución tiene otras connotaciones. En efecto, existen otras razones más sibilinas por parte del líder estadounidense que están asociadas tanto a la soberbia como al desprecio de Trump por la Ciencia y por el talento. Como ejemplo, recuerdo que propuso ingerir lejía a bajas dosis para combatir el Covid, despreciando de esta manera a las vacunas, es decir a la Ciencia.
Con motivo de lo anteriormente expuesto, organismos del máximo renombre como pueden ser la NASA( Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio ) o la NSF (National Science Foundation, gestiona la concesión de ayudas y contratos al Sistema de Ciencia y Tecnología con fondos federales) han sufrido nada menos que un recorte del 40% del presupuesto de este año con respecto al del año anterior. En cualquier caso, lo más triste y lo más preocupante de todo esto es que en estos últimos tiempos están emergiendo este tipo de personajes que cuestionan y además torpedean el avance científico.
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