
La impaciencia de los colonos en Gaza
Juanjo Sánchez Arreseigor
Historiador, especialista en el mundo árabe e islámico contemporáneo
Miércoles, 22 de enero 2025, 01:00
Secciones
Servicios
Destacamos
Juanjo Sánchez Arreseigor
Historiador, especialista en el mundo árabe e islámico contemporáneo
Miércoles, 22 de enero 2025, 01:00
La organización de terroristas psicóticos llamada Hamás ha sido aplastada por las fuerzas israelíes. Exterminados sus jefes, diezmadas sus filas, destruida toda su logística, los ... escasos supervivientes pueden todavía librar una última batalla por rabia o por desesperación –no van a ganar nada con rendirse–, pero ya no tienen esperanzas reales de salvar lo más mínimo de este desastre. Ninguna lastima. Ellos se los buscaron.
Sin embargo la guerra está lejos de terminar, pues Israel no está luchando únicamente contra Hamás, sino contra la totalidad de la población gazatí, sin hacer el menor esfuerzo por separar el grano de la paja. ¿Cuánta gente formaba Hamas? ¿Unos 50.000 combatientes y 70.000 militantes activos no combatientes? ¿Unos 120.000 como máximo, en una población total gazatí de unos dos millones? Muchos de los que ahora empuñan un arma son gente que hace año y medio era tan simpatizante de los psicópatas de Hamás como pudiéramos serlo usted o yo. Pero han visto morir a sus vecinos y parientes, sus casas en ruinas, sus ciudades en llamas, así que luchan, aunque saben que no pueden ganar, ni escapar. Ni siquiera tienen la opción de levantar las manos y decir: «Esta bien. ¡Me rindo!».
La razón de que los palestinos no puedan rendirse es que no se trata de una lucha de venganza, hasta cierto punto razonable por las masacres de Hamás el 7 de octubre de 2023, sino de una lucha a muerte, sin componenda posible, por la posesión de todas las tierras. Por lo tanto, si se lograse despoblar Gaza, se habría cumplido el objetivo primario de Netanyahu, aunque Hamás siguiera siendo una amenaza desde el exilio. Por eso los colonos más pasados de rosca montan campamentos junto a Gaza, festejando las bombas que caen sobre los gazaties mientras sueñan despiertos delante de la prensa mundial con la limpieza étnica de Gaza, Cisjordania o incluso el sur del Líbano, para crear asentamientos judíos por todas partes. El posible rescate de los rehenes ni siquiera se menciona.
Pero este campamento de impacientes colonizadores es también una muestra de la política reducida a espectáculo de circo. Al primer golpe de vista, los colonos pueden parecer un rebaño de zumbaos, pero les visitan diputados del Likud, el partido de Netanyahu, e incluso ministros de los partidos ultranacionalistas que Netanyahu necesita para gobernar, buscando robarle votos al Likud. Sin embargo, Netanyahu comparte los objetivos maximalistas de sus ministros colonos Ben Gvir y Smotrich. La única diferencia es que él prefiere construir los asentamientos de forma más solapada, fuera de cámara.
Por desgracia para Netanyahu, los colonos no comparten su discreción. Estamos hablando de verdaderos fanáticos; no de simples fantoches que adoptan una pose, sino de fanáticos de verdad, que desean restregarle en las narices al mundo entero su cercana victoria. Argumentan que si Ariel Sharon no hubiera evacuado en 2005 los asentamientos judíos en Gaza, Hamás nunca habría tomado el poder, no se habría pasado 18 años hostigando el sur de Israel con cohetes artesanales y las masacres del 7 de octubre nunca hubieran tenido lugar.
Es cierto que una mayoría absoluta de palestinos votó por Hamás en 2006, pero no lo hizo porque fuesen terroristas sedientos de sangre, sino porque buscaba una alternativa al clientelismo hipercorrupto de la OLP, y también un perfil más firme ante las continuas violaciones israelíes de los acuerdos de Oslo. Pero descubrieron que la democracia solo vale si ganan 'los nuestros', y que tanto la OLP como Israel y Occidente se negaban a reconocer su victoria, que Israel bloqueaba físicamente la franja de Gaza, la bombardeaba de forma indiscriminada e impedía, en connivencia con la OLP, nuevas elecciones palestinas en 2010, 2014, 2018 y 2022.
Todo esto no fue un trágico error, sino un plan que ha resultado un exito, porque el designio de colonizar Gaza tras despoblarla no es delirio de un puñado de energúmenos, sino una política de Estado que se justifica precisamente por la desquiciada brutalidad de Hamás, atribuyéndoles un apoyo popular muy superior al que conservan. Recordemos que han pasado 18 años desde su victoria electoral y durante ese tiempo, los gazaties han sido tratados por Hamás como leña para su hoguera. Si las elecciones palestinas se hubiesen ido celebrando en las fechas previstas, Hamás hubiera sido derrotada y las masacres del 7 de octubre de 2023 nunca hubieran tenido lugar. Pero entonces, Netanyahu no hubiera podido justificar la limpieza étnica de Gaza, y los impacientes colonos no podrían soñar con sus asentamientos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.