La lectura como antídoto
Jokin Azurza
Senior Counsel de Norgestión
Domingo, 7 de diciembre 2025, 01:00
Pasamos entre cuatro o cinco horas al día delante de nuestras pantallas. Y ello sin contar las horas que muchos profesionales pasan delante de sus ... ordenadores para desarrollar su trabajo cotidiano. Estas son las cifras que arrojan innumerables estudios realizados en diversos países a lo largo del mundo desarrollado.
Lo que vemos no refleja sino el desliz constante del dedo en la pantalla, convirtiéndonos en meros autómatas y consumidores de lo que nos echen desde aplicaciones y redes sociales. Sin ton ni son, sin aplicar criterio de selección propio, en un estado cada vez mayor de alelamiento digital, cual piezas de lo que el doctor en neurociencia Michel Desmurget denominó 'La Fábrica de cretinos digitales'. Bajo dicho título sugestivo y provocador, Desmurget publicó en 2019 un libro alertando de la sobreexposición a pantallas y dispositivos digitales y del peligro que suponen para niños y jóvenes en su desarrollo cerebral y en un comportamiento social equilibrado, lo que les arruinará el sueño, la salud (déficits de comportamiento, atención y trastornos del lenguaje) y conllevará el desplome de su rendimiento escolar, aunque quizás dejen tranquilos y en paz a sus progenitores.
Consciente de que sería ilusorio y culpabilizador para los padres encargarles exclusivamente de controlar el tiempo de acceso de sus hijos a dichos dispositivos digitales, Desmurget preconiza la urgencia de que los poderes públicos recomienden la prohibición absoluta de acceso a pantallas para niños en edad de educación infantil (es decir, hasta los 6 años), así como la restricción en el acceso a redes sociales populares (TikTok, Instagram, Snapchat y similares) hasta los 18 años. Lo asimila a otra campaña de salud pública como la lucha de décadas contra el tabaquismo. No en balde considera que los gigantes de la web (como los fabricantes de cigarrillos) desarrollan anzuelos tecnológicos potentes para atrapar a jóvenes, manipulando sus emociones, con una sobreestimulación sensorial que incrementa su impulsividad y degrada su concentración, trastornando su sistema neurológico de recompensa y arrojándolos a la adicción, ante lo cual los cerebros aún inmaduros de los adolescentes no están preparados para defenderse.
Redes sociales especialmente explotadas por 'los ingenieros del caos', como los denomina el fino escritor y consultor político italo-suizo Giuliano da Empoli, para vehiculizar y propagar noticias falsas o distorsionadas, teorías conspiratorias y mensajes explícitos o subliminales que tienen como finalidad fracturar el tejido social colectivo que conforma la fuerza del sistema democrático occidental.
Por lo demás, este fenómeno puede tener unas repercusiones económicas importantes, como apuntan estudios que estiman que el impacto negativo de la sobreexposición a las pantallas sobre el equilibrio psicológico, la productividad y las capacidades cognitivas de las generaciones futuras podría costar hasta un 3% del PIB en el horizonte 2060. Algo que ha entendido bien China, consciente de que el nivel educativo es un factor determinante en la riqueza de una nación, limitando drásticamente a su juventud el nivel de exposición a las pantallas.
Ante dichos riesgos, también se atisban soluciones. El propio doctor Desmurget en una obra posterior titulada '¡Hacedles leer!' (2023) propugna retrasar la edad de acceso de los niños a los dispositivos digitales y destinar el tiempo libre a otras actividades como el juego, la conversación, las actividades deportivas, el aprendizaje musical o artístico (pintura, teatro, danza, ...), las cuales deben ser fomentadas y participadas por los padres y madres. Pero, sobre todo, propugna impulsar el hábito de la lectura.
Define a la lectura como la actividad de ocio más beneficiosa, puesto que estimula la imaginación, la creatividad, el razonamiento, mejora las capacidades de expresión, la cultura general y, en definitiva, nos hace más inteligentes. Por otro lado, y en cuanto al uso del lenguaje, el idioma escrito ayuda a estructurar y consolidar el conocimiento y el pensamiento. Y ante el creciente narcisismo de los jóvenes provocado por las redes sociales, la literatura fomenta la empatía, ya que no existe nada mejor que una buena novela para penetrar en la psicología de personajes distintos.
Que próximamente no falten los libros al pie del árbol de Navidad y en los obsequios de Olen- tzero y los Reyes Magos, que leeremos junto con los más pequeños, una y otra vez, y comentaremos con los mayores para compartir ideas, sentimientos y conocimientos. La lectura se convertirá así en el auténtico regalo fructífero para todas las edades, fuente inagotable de placer y conocimiento que durará toda la vida.
Quienes se manifiestan proclamando que España es una dictadura y que su Gobierno es ilegítimo, la que pregona que la inexistente «ETA trama un asalto al País Vasco y Navarra», o quien sostiene que el Estado es un pozo irrecuperable de corrupción, solo exhiben ignorancia y mala fe. PP y Vox se han instalado en una estrategia de exageración permanente que degrada y envilece el debate público. La escena oscila entre la patética ridiculez y el sonrojo ajeno, porque los organismos internacionales de prestigio sitúan a España entre las democracias plenas, con sólidas garantías institucionales y con una economía pujante, pero estas formaciones se dedican a deformar cualquier dato para alimentar un clima de colapso. Vox vomita consignas apocalípticas sin el menor sustento, y el PP, lejos de ser un partido de Estado, se las come para amplificar ese ruido. A estos patriotas no les interesa la verdad ni el prestigio del país, sino agitar y polarizar para arrastrar a una parte de la ciudadanía a un peligroso relato de agravio constante. Obsesionados con recuperar el poder, reducen la política a un teatro de hiperventilación.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión