Henry Dunant, horrorizado al ver el campo de batalla en el que se enfrentaban el ejército austriaco con el francés y piamontés en 1859, describió ... en el libro 'Un recuerdo de Solferino' cómo los heridos quedaban desatendidos y morían. Era testigo, contaba, de un escenario apocalíptico. Ayudado por los habitantes de los pueblos cercanos, se esforzó por socorrer a los heridos. Así concibió la idea de crear sociedades de socorro que cuidaran de los heridos en tiempo de guerra. Esto dio origen a la creación del Comité Internacional de la Cruz Roja en 1863. Un año después, doce Estados aprobaron el primer Convenio de Ginebra para proteger a los militares heridos en campaña. Este primer convenio fue seguido de otros cuantos, hasta que la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, que provocó la mayor pérdida de vidas civiles en la historia, llevó a la aprobación de los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, que prevén que se ha de proteger y prestar ayuda no solamente a los soldados heridos y prisioneros de guerra, sino también a la población civil.
Así surge el Derecho internacional humanitario, un derecho que se ejerce a través de la acción, a favor de las víctimas de los conflictos armados. No pertenece a los juristas ni a los especialistas. Ni remite solamente a la justicia y a los tribunales para velar por su respeto y castigar sus violaciones. Es un derecho de todos que busca preservar la vida de inocentes en situaciones de conflicto armado. El artículo 13 del IV Convenio de Ginebra dice con sencillez que «tiene por objetivo aliviar los sufrimientos engendrados por la guerra».
Además del desarrollo impulsado por el Movimiento Internacional de la Cruz Roja, el 8 de diciembre de 1988, la Asamblea General de Naciones Unidas –en la que están representados todos los Estados miembros– aprobó la Resolución 43/ 131 titulada 'Asistencia humanitaria a las víctimas de desastres naturales y situaciones de emergencia similares'. Este acuerdo recogía las ideas escritas por Bernard Kouchner y Mario Bettati en su libro 'Le devoir d'ingérence: peut-on les laisser mourir?' ('El deber de ingerencia: ¿podemos dejarles morir?'). Los Estados «reafirman la importancia de la asistencia humanitaria para las víctimas de desastres naturales y situaciones de emergencia similares» y «subrayan la importante contribución que aportan a la asistencia humanitaria las organizaciones intergubernamentales y las organizaciones no gubernamentales que actúan con fines estrictamente humanitarios». Incluso se «hace un llamamiento a todos los Estados para que presten apoyo a estas organizaciones donde sea necesario, en sus actividades de asistencia humanitaria».
Continúan las advertencias urgentes de que niños y ancianos mueren de inanición
Aún más, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, con sus cinco Estados miembros permanentes (Francia, Reino Unido, Estados Unidos y Rusia votaron a favor y China se abstuvo) aprobó la Resolución 688, el 5 de abril de 1990, en la que, preocupados por los actos de represión contra la población civil iraquí, incluida la población kurda, «insiste en que Irak conceda a las organizaciones humanitarias internacionales acceso inmediato a todos los que necesitan asistencia en el territorio» iraquí. Adoptada en el clima de urgencia provocado por la represión del régimen de Sadam Hussein, el Consejo de Seguridad hizo un llamamiento a todos los Estados miembros y a las organizaciones humanitarias para que contribuyeran a las actividades humanitarias.
El nuevo sistema de distribución de suministros en Gaza no puede ni debe sustituir a las grandes organizaciones de ayuda. A esto no se le puede llamar ayuda humanitaria. Después de la apertura en Rafah del primer punto de distribución de alimentos gestionado por la Fundación Humanitaria de Gaza –una organización no gubernamental (ONG) con apoyo israelí que utiliza contratistas estadounidenses–, las fuerzas hebreas estacionadas en el perímetro abrieron fuego. Civiles presos del pánico huyeron del lugar, la mayoría sin los alimentos que habían ido a buscar, decenas de personas resultaron heridas y al menos una murió. El director ejecutivo de la ONG había dimitido días antes y protestado por que la asistencia no era ni independiente ni imparcial. Mientras tanto, continúan las advertencias urgentes de que niños y ancianos mueren de inanición o están al borde de la hambruna.
Falta el impulso de una alianza de Estados a una resolución en la Asamblea General que apele al derecho de las víctimas a ser socorridas y atendidas. Al recuerdo de Solferino, se añadirá el recuerdo d e Gaza.
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