Vivimos tiempos en los que el cambio climático no solo es un hecho científicamente probado, sino una realidad que sentimos en nuestras vidas cotidianas. Pese ... a ello, el negacionismo climático tiene dos caras diferenciadas que convergen en el mismo punto: la inacción. Por un lado, encontramos a quienes dudan de la ciencia. Su estrategia es la negación directa: cuestionan los datos, los estudios e incluso las evidencias más visibles. Argumentan que los cambios en el clima son naturales. Por otro lado, hay quienes aceptan las advertencias de la ciencia y escuchan con atención los informes del IPCC. Son apóstoles del cambio climático en su discurso, pero no siempre en su acción. La disonancia entre lo que predican y lo que practican es difícil de obviar. La lucha contra el cambio climático requiere coherencia. No basta con reconocer el problema; es necesario actuar en consecuencia. La acción individual, por supuesto, tiene límites, pero el ejemplo es una poderosa herramienta de cambio. Si queremos inspirar a otros a actuar, debemos empezar por nosotros mismos, haciendo que nuestras acciones reflejen nuestras palabras. Se puede aceptar la ignorancia, cuesta más con la incoherencia.
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