Alianza Financiera Vasca

Para abordar este desafío de País es imprescindible alinear el ahorro y capital vasco y ponerlo al servicio de la transformación económica e industrial de Euskadi. Desde la colaboración público-privada, orientarlo y canalizarlo hacia la competitividad e innovación, y que sea capaz de atraer capital y ahorro externos para seguir creciendo como País. Este es el propósito de la Alianza Financiera Vasca que ayer presentamos en sociedad.

Esta iniciativa responde al objetivo de Europa de fortalecer las capacidades financieras de inversión público-privada, para poder así cerrar la brecha de competitividad abierta respecto a EE UU y China desde 2008. Así lo indican también los Informes Letta y Draghi cuando apuestan por la unión del mercado europeo de ahorros y capitales y su rol a favor de la competitividad del continente.

En Euskadi contamos con bases sólidas, como el Concierto Económico y unas finanzas públicas de acreditada solvencia. Recientemente, la emisión de 700 millones de deuda pública del Gobierno Vasco ha tenido una demanda 8 veces superior a la oferta, siendo adquirida mayoritariamente por inversores internacionales. También tenemos una profunda cultura manufacturera, capital humano amplio y cualificado, y un tejido industrial abierto e innovador, además de un sector financiero dinámico, saneado y cercano.

Ahora, gracias a la Alianza financiera vasca, Gobierno Vasco, la Federación de EPSV, BBVA, Laboral Kutxa, Kutxabank, Fundación BBK, Kutxa Fundazioa, Vital, BasqueFik y Elkargi establecemos un marco estable de colaboración y compromiso para impulsar el arraigo, la defensa y el crecimiento del tejido industrial, empresarial y tecnológico. Lo hacemos porque queremos consolidar Euskadi como un territorio atractivo para la inversión, proporcionar nuevas soluciones de financiación a la economía productiva, así como mejorar el diálogo público-privado para fortalecer la innovación y la competitividad industrial.

Esta iniciativa compartida nos va a permitir aglutinar instrumentos, recursos y capacidades para invertir en el presente y futuro de Euskadi, y seguir creciendo en bienestar. Desde el Gobierno Vasco asumimos el papel tractor que nos corresponde. Vamos a remitir al Parlamento Vasco un proyecto de Ley de Modificación de Presupuestos de 2025 que autorice un incremento del endeudamiento a largo plazo, a fin de dotar al Instituto Vasco de Finanzas de 1.000 millones de euros adicionales.

Estos recursos se dirigirán a inversiones financieras ligadas a la transformación económica de Euskadi, particularmente las destinadas al sector tecnológico e industrial, y a las infraestructuras científicas y energéticas que demandará dicha transformación. Aspiramos a que, aplicando la regla tres a uno del Informe Draghi, esta inversión pública de 1.000 millones de euros sea capaz de movilizar, al menos, 3.000 millones más de capital y ahorro privados, alcanzando así una potencia financiera de 4.000 millones durante esta legislatura. Hemos percibido una gran disposición a la participación activa por parte de la iniciativa privada.

Este es un primer paso que vamos a completar con nuevas iniciativas. Estamos revisando la normativa reguladora de las EPSV vascas, con el objetivo de que parte de esos recursos, que alcanzan los 30.800 millones de euros, puedan jugar un rol mucho más activo en la transformación de nuestra economía y en la atracción de capital externo a Euskadi.

Además, el Instituto Vasco de Finanzas está analizando la puesta en marcha, este mismo año, de nuevos vehículos e instrumentos público-privados que se puedan sumar a los ya existentes.

Es momento de tomar decisiones valientes para preparar el futuro, sin miedo a equivocarnos. Sabemos que la nueva Alianza no es la única vía para responder a todos nuestros desafíos. Ahora bien, las instituciones, tal y como señala Mariana Mazzucato, podemos y debemos jugar un rol crucial en la co-creación de iniciativas público-privadas que generen riqueza e innovación. La Alianza Financiera Vasca es una de esas iniciativas, un proyecto de País para impulsar la transformación económica y la competitividad de Euskadi, para defender la industria y garantizar el empleo, sentando además las bases para el bienestar de las generaciones venideras.