
La nueva Marianne (Le Pen) de Francia
Gorka Angulo Altube
Periodista
Miércoles, 7 de mayo 2025, 02:00
Secciones
Servicios
Destacamos
Gorka Angulo Altube
Periodista
Miércoles, 7 de mayo 2025, 02:00
La condena por malversación a la portavoz en la Asamblea Nacional francesa de la ultraderechista Reagrupación Nacional (RN), Marine Le Pen, ha sacudido los cimientos ... de Francia y añadido, hasta 2027, más incertidumbre a su frágil situación política. El problema ya no es un sistema con fatiga de materiales dirigido, en mi opinión, por el presidente más inepto de la V República, sino que el país empieza a manifestar síntomas de régimen democrático fallido. Y uno de ellos se llama Marine Le Pen.
Más que la condena a prisión (con y sin brazalete electrónico) y una abultada multa, lo que ha noqueado por completo a la lideresa derechista es su inhabilitación como candidata a la presidencia de la República dentro de dos años. La respuesta de Le Pen y su partido a la sentencia condenatoria nos ha devuelto a la etapa anterior al 'restyling' de 2018, cuando exhibían sin pudor la foto de Le Pen padre con el 'dream team' fundacional de la nueva ultraderecha, Pierre Bousquet (Waffen-SS), Alain Robert (Occident), François Brigneau (miliciano de Vichy) y Roger Holeindre (OAS).
La sentencia ha sido recibida con las mismas respuestas de Donald Trump o Silvio Berlusconi a sus problemas con la justicia, llamando «rojos» a los jueces o argumentando con dogmas del estilo 'el pueblo por encima de la ley', muy familiares aquí con ciertos nacionalismos domésticos. Es decir, cuestionamiento del Estado de Derecho y la prueba del algodón de que los cambios de RN son más de libro de estilo, pero no de fondo.
Ya han comenzado a instalar en redes sociales y medios las clásicas teorías del complot y los 'illuminati', para convertir a una candidata a presidenta en víctima del sistema, apoyada por amistades peligrosas como Viktor Orbán, Matteo Salvini, Elon Musk, el Kremlin o la Casa Blanca. Quizá deberían hacérselo mirar recordando que la condena es una aplicación de la Ley Sapin II de 2016, que Le Pen y su partido votaron favorablemente. Hay más: en su libro-manifiesto para las elecciones presidenciales de 2012 'Pour que vive la France', con portada de manual de yoga playero, Le Pen pedía que los cargos condenados por corrupción o malversación fueran inhabilitados de por vida. En las campañas de las elecciones presidenciales de 2017 y 2022 esa propuesta desaparece de sus programas. Casualmente le habían puesto la lupa en 2015 por sus pagos y contrataciones en el Parlamento Europeo.
Entre 1988 y 2017, en seis elecciones legislativas, el entonces Front National (FN) solo consiguió en comicios alternos 4 diputados en la Asamblea Nacional, lo que le situaba en la marginalidad institucional más absoluta, ya que el partido tampoco presidía consejos regionales o ayuntamientos importantes. El órgano legislativo de la UE era la gran base de la formación del clan Le Pen, su altavoz mediático, donde tenía escaños desde 1984. Cada cinco años renovaban con éxito su representación, que desde 2014 no bajaba del 30% de los escaños elegidos en Francia para la Eurocámara. El FN (después RN) es la formación francesa que más rechazaba a Europa y sus tratados, que pedía la salida de Francia del euro o de la UE, y la que más se beneficiaba de sus instituciones y recursos.
¿Y ahora, qué? De momento Le Pen no tiene un 'plan b' a su hiperliderazgo insustituible porque sería conceder la derrota. Le queda la agitación para sacar el debate de la esfera jurídica y llevarlo a la arena política, volviendo al mantra de la persecución, una de las especialidades de Jean-Marie le Pen. Otra opción sería un tongo legal con una derogación de la ley condenatoria. Para esto ya tiene voluntarios como Éric Ciotti, el líder traidor de Los Republicanos, ahora en modo tonto útil de los lepenistas para hacer méritos, con la calculadora en la mano pensando que se puede hacer algún apaño.
Y queda la última opción, 'apretar el botón', como suele decir el delfín Jordan Bardella: votar a favor de una moción de censura para tumbar al primer ministro François Bayrou forzando unas nuevas elecciones legislativas a partir de junio que los seguidores de Marine Le Pen convertirían en un referéndum sobre ella, a la que la sentencia condenatoria no le impediría ser primera ministra, pero sí defender su escaño. Entretanto nos queda una dirigente que aspira a convertirse en Marianne, símbolo de la República, en una versión con Inteligencia Artificial o en 3D de la 'La Libertad guiando al pueblo' de Eugène Delacroix. Ella y RN se han apropiado de narrativas que los convierten en la nación, la república o el pueblo. Ellos son los de dentro contra los de fuera, los de abajo contra los de arriba, con un populismo que solo pretende sustituir a unas élites por las suyas, para conducir a Francia a un estado autoritario, resucitando el 'boulangismo' de la Tercera República o el Estado Francés de Vichy.
Algunos de nuestros representantes políticos han perdido más que el norte. Ahora Abascal, llamando «capullo» al presidente del Gobierno. Este tipo de lenguaje en tremendamente pernicioso. Incita al odio del público. Arenga a los desalmados a obrar en consonancia, cultivando el odio y generando una atmósfera de confrontación muy peligrosa. No es excusa el populismo en el que tales líderes están inscritos, como un elemento más del paisaje de hoy. Depende de cada receptor, tan solo aceptarlo como estrategia de la confrontación política en la que algunos partidos están inscritos, o bien como un estigma de erosión y de degeneración personal y colectiva que arrastra a individuos y grupos de nuestro contexto social hacia un real desencuentro de imprevisibles consecuencias. Lo malo no es solo su utilización. Lo realmente maligno es que, además, nada acaece como consecuencia de su empleo.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
No te pierdas...
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.