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Fuego en el paraíso

Mi genoma y yo ·

No deja de seralarmante que todo esto se produzca dentro del pleonasmode la Era de la Información

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Martes, 20 de noviembre 2018, 06:54

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Si viviéramos en tiempos bíblicos ésta sería la alegoría perfecta para ilustrar la destrucción de Sodoma y Gomorra golpeadas por la cólera de Dios. La nueva Babilonia de Malibú, los palacios de los emperadores del espectáculo y singularmente la localidad de Paradise, el paraíso en la tierra. Todo ese emporio del American way of life arrasado por el incendio más devastador de su historia en un Dies Irae sin precedentes. Pero no. Cuando los ambientalistas alertaban de los cinco años de sequía que han reducido el caudal del Misuri a mínimos históricos. Cuando el año pasado detectaron temperaturas abrasadoras en toda la costa Este y hasta una convulsión de la falla de San Andrés, no estaban anunciando el apocalipsis, sino los efectos de un Calentamiento Global generado por la inconsciencia humana. No deja de ser alarmante que todo esto se produzca dentro del pleonasmo de la Era de la Información, cuando todos estamos al cabo de la noticia… Mientras seguimos mirando hacia otra parte.

Según WWF los europeos vivimos 2,2 veces por encima de las posibilidades biológicas del continente. En California -la quinta economía mundial- la cifra se dispara hasta el 2,9. ¿A quién le importa que el impacto medioambiental haya crecido el 70%? Nos vestimos de verde ecológico para salvar las apariencias, pero lo que sube las audiencias es eso que mueve a la Sociedad del Espectáculo. Hoy la gala de los premios Emmy, mañana la final de Master Chef. O la alternativa Sánchez: guerra al diesel, pero para desplazarse de Madrid a Valladolid, mejor en Falcon. Lo nuestro es seguir bailando valses sobre la cubierta del Titanic. Ya en 1987 y en 'The Closing of the American Mind' -el cierre de la mente americana- Allan Bloom alertaba sobre la sistemática disminución del cociente intelectual de los americanos. Abróchese la sonrisa: nosotros vamos detrás. Como en la parábola de los ciegos, seguimos los pasos de un país que avanza hacia su Black Out fascinando por esa orgía del consumo cifrada en el Black Friday.

Estupidizados por las mil pantallas que ocultan la realidad. Encapsulados en nuestros maravillosos parques temáticos non stop. Adictos al Carpe Diem sin reparar en las consecuencias. ¿Será que nuestra mente está involucionando? La respuesta nos la brinda nuestro planeta. Se diría que ya no tolera los excesos de esta pandemia de primates hipertecnológicos. Por el fuego al conocimiento, reza una vieja divisa alquímica. A más terquedad en la ignorancia, más dura la lección.

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