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Cartas al director

Tambores de júbilo

Francisco Javier Sáenz Martínez

Lasarte-Oria

Sábado, 18 de enero 2025, 10:40

La Historia nos recuerda que el tambor ha ejercido principalmente como heraldo de noticias funestas; la expresión tambores de guerra resulta de lo más explícita. Era el instrumento musical por antonomasia que amenizaba las ejecuciones públicas para solaz del populacho, su redoble significaba triunfo y conquista para unos, derrota y humillación para otros. Hogaño, San Sebastián, también Azpeitia, convierten el tambor por unas horas en el epicentro de la izada de la alegría cuyo redoble representa el culmen de la felicidad impregnada por un júbilo colosal que embriaga a todos. No ha lugar a que el tedio aflore mientras los palillos percuten los parches y la ciudad irradia un magnetismo del que nadie puede sustraerse; el ambiente destila ilusión y los poros rezuman entusiasmo convirtiendo el 20 de enero en un sanctasanctórum. Un sentimiento de confraternidad sin parangón mece la ciudad. No son tambores a lomos del caballo alazán del Apocalipsis montado por el jinete de la guerra que hoy atruenan allende nuestras fronteras, sino de fiesta y alborozo que se convierten efímeramente en los protagonistas de nuestras vidas mientras tatareamos las entrañables marchas que confiemos arríen los malos espíritus de por vida.

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