Puigdemont rompe con Sánchez. La cuestión reside en conocer qué clase de plan sustituto tiene en su lugar. Porque una cosa es una ruptura de la que se deriva un horizonte temporal favorable y otra, muy distinta, es que tal hecho equivalga a una metedura de pata. ¿Piensa el señor Puigdemont en unas elecciones y las consecuencias relativas a sus posibles nuevos amigos o emparejamientos de conveniencia?
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