Mirar desde la distancia adecuada
Enrique Pallarés Molíns
Doctor en Psicología. Profesor emérito de la Universidad de Deusto
Domingo, 15 de junio 2025, 02:00
En los museos y salas de exposiciones no permiten acercarse demasiado al objeto que se expone y menos tocarlo. El vigilante suele estar atento y ... llama la atención al que pretende ver de tan cerca un cuadro que casi mete la nariz en él. Por otra parte, acercarse demasiado a una pintura impide que otros la puedan contemplar como desean. Pero, sobre todo, si se trata de uno de los bellos y sencillos cuadros de Darío de Regoyos o de Adolfo Guiard solo conseguiremos ver las pinceladas, como si fueran manchas sin sentido. Un cuadro, sobre todo si es impresionista, conviene verlo desde cierta distancia. No se trata, sin embargo, de apreciarlo desde tan lejos que no diferenciemos el marco del lienzo. Ni lupa ni telescopio.
Los acontecimientos y las circunstancias de la vida, así como las interacciones entre las personas, pueden verse y vivirse desde diferentes perspectivas y con diferentes grados de intensidad. Hay personas que se implican de tal modo en un asunto o en una actividad, que pierden la necesaria visión de conjunto y dejan de ver todo lo que no es el estrecho espacio de su miope enfoque. Esto, además, con un sesgo a centrarse en lo negativo. Con esta exagerada e innecesaria inmersión en el problema o tarea –la misma vida– ni se percibe con la necesaria exactitud y, además, lo más probable es que la actividad se deteriore. A esto se añade otro problema: el que uno no es consciente de esta actitud y no aloja la mínima duda sobre su forma de actuar. Los árboles no le dejan ver el bosque.
Se incluye aquí, por supuesto, una visión de la realidad política y social estrecha y sesgada. Se adoptan creencias excesivamente polarizadas (blanco o negro, bueno o malo) y rígidas. Es ver la realidad con orejeras, con los dos significados que atribuye el diccionario de la Real Academia Española a la palabra 'orejera': «En las guarniciones de las caballerías de tiro, cada una de las piezas de vaquetas que se ponen al animal para impedir que vea por los lados» y «Prejuicio o percepción limitada de la realidad».
A continuación, solo algunos de los síntomas de 'acercarse excesivamente al cuadro': implicación excesiva y absorción total («No dejo de darle vueltas, ni en la cama), sensación de aceleración del tiempo («Al día le faltan horas»), sentirse imprescindible («Sin mí las cosas no funcionan»), negatividad («¡Un desastre!»), rigidez («Es así y punto»), irritabilidad («Dicen que estoy irritable, pero es necesario»). A la sociedad actual le sobran actitudes como estas, raíces del desencuentro y del conflicto.
Por supuesto, el remedio no consiste en desentenderse de las justas obligaciones y actuar de forma irresponsable. Mirar desde cierta distancia no equivale a indiferencia, a despreocupación ni a desidia. El refrán español que recomienda «No poner todos los huevos en la misma cesta» se suele entender como una recomendación de prevenir y evitar riesgos, sobre todo financieros, diversificando las inversiones.
Se puede aplicar también a repartir nuestros objetivos y actividades, a no poner toda la energía en un único objetivo, que termina por convertirse en un cruel tirano. Por muy importante que sea una tarea o un compromiso no debe impedir el mostrar interés activo por otros objetivos y reservarles algún tiempo e interés. Sobre todo, establecer prioridades entre ellos, poniendo por delante los valores de la persona, de la familia y de la amistad.
En todo caso, es una sana medida rebajar la intensidad afectiva, tanto negativa como positiva. Es decir, 'enfriar' o disminuir la resonancia afectiva de lo que nos ocurre y de las informaciones que nos ofrecen los medios de comunicación. No es congelar nuestros sentimientos, sino evitar que hiervan. ¿Desde qué distancia contemplar la realidad y los acontecimientos? No hay un punto exacto con validez universal. La consigna de Aristóteles de que «en el término medio está la virtud», aunque muy general, insiste en evitar las perspectivas y actitudes extremas. El tanteo de acercamiento y alejamiento gradual, acompañado de una objetiva reflexión, nos irá señalando la distancia adecuada.
El sano sentido del humor constituye, sin duda, una guía y remedio adecuado para ver mejor los acontecimientos y sentirse mejor. Según William James –uno de los fundadores de la psicología actual– el sentido del humor encierra el mensaje de que «no nos tomemos la vida más en serio de lo que ella nos toma a nosotros». Aquí 'vida' puede incluir instituciones, ocupaciones, opciones políticas...
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