No me digan que no es sorprendente que quien se el presidente de EE UU inicie su legislatura con un oficio religioso. Creo que es ... la puesta en escena de quien goza del apoyo de los cristianos evangélicos. La hipocresía perpetua de quien no es precisamente ni piadoso, ni ético... Al golfo que así procede, según su propio testimonio, le gusta «coger por el coño» a las mujeres cuando se es famoso. Este ostentoso engaño se normaliza por repetición, en cada fragmento de la vida de este nuevo redentor. Que Dios nos pille confesados. No ya por Trump, sino por quienes le han aupado.
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