Sangre y negocio
Donald Trump ha impulsado un peligroso mundo a dos velocidades. El que avanza desbocado le permite sacar adelante acuerdos económicos ventajosos para Estados Unidos con ... quienes hasta hace poco eran sus rivales.El otro ritmo es más lento y tortuoso a la hora de cumplir su anunciado compromiso de atajar de forma exprés la guerra en Ucrania y las matanzas en Gaza. Es cierto que el presidente estadounidense ha marcado distancias en las últimas semanas con Benjamín Netanyahu, dejándolo de lado en alianzas y gestos muy sensibles, como la rehabilitación de Siria, para el Gobierno de Tel Aviv. Está por ver si Trump se ha alejado de su aliado israelí como castigo a su beligerancia o si lo hace porque simplemente antepone el beneficio de EE UU en Oriente Medio, tras la venta de armas a Arabia Saudí o de aviones a Catar. Lo que se ha demostrado es que ninguna de las dos opciones ha servido para aplacar el asedio del ejército de Netanyahu sobre la población gazatí en su pretendido intento de presionar a Hamás para que libere a los rehenes capturados. Y, también, que a pesar de la conmoción desatada por los ataques sobre Gaza, con más de 300 personas muertas en apenas tres días, muchas de ellas niños, la comunidad internacional sigue sin responder a la masacre.
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