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Editorial

El revulsivo del 8-M

El Día Internacional de la Mujer es más necesario que nunca frente al riesgo de involución que afecta a los avances en la igualdad

Sábado, 8 de marzo 2025, 01:00

Según una reciente encuesta elaborada por el Observatorio Lupak, del Centro de Innovación Social de la UPV, hasta un 38% de los jóvenes guipuzcoanos entre ... 18 y 34 años considera que el feminismo ha llegado «muy lejos» y que ahora «está discriminando a los hombres». El dato es una preocupante demostración del peligro de retroceso de valores que se vive entre las nuevas generaciones. Gipuzkoa no es una isla en esa tendencia tan inquietante. Principios como la igualdad entre el hombre y la mujer parecían asentados y que formaban parte de la lógica de los tiempos modernos. Pues hay que seguir dando la batalla de las ideas porque nada está garantizado y el machismo es muy transversal. La contrarreforma puesta en marcha en numerosos ámbitos amenaza también los logros feministas. Al igual que determinados comportamientos de dirigentes políticos supuestamente progresistas que, si se comprueban las acusaciones de las que han sido objeto, son una exhibición obscena de incoherencia entre lo que se predica y la realidad. La jornada de hoy tiene más sentido que otras veces cuando están en peligro avances que parecían conquistas irreversibles. Cuando las democracias liberales se ven sacudidas por los extremismos populistas, hay que reivindicar la fecha como símbolo del empoderamiento femenino. Es la hora del compromiso colectivo, en primer lugar de las instituciones y de una legislación que se va transformando a medida en que se producen cambios culturales. Pero también en el ámbito de la empresa. El feminismo es un movimiento que une a las mujeres de distintas generaciones e ideologías frente a un machismo estructural que ejerce la violencia de género, que sigue demasiado presente como lo demuestra la insoportable lista de asesinatos. La defensa de la igualdad entre sexos expresa una causa justa y revolucionaria, con obstáculos, a veces invisibles, pero muy hondos, por ejemplo, para que conceptos como 'conciliación' de la vida laboral y familiar pueda llenarse de contenido. Debería ser también un revulsivo en la conciencia de los hombres, que deben evitar el atrincheramiento en el victimismo que una minoría negacionista trata de inocular. El 8-M vuelve hoy a ser una oportunidad para reivindicar la causa de la igualdad y recordar que muchas de sus reivindicaciones no deben limitarse a una jornada. Ha habido grandes avances pero falta aún mucho camino por recorrer. En primer lugar, en la educación. El día a día nos interpela.

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