La sociedad guipuzcoana envejece de forma acelerada y los datos encierran profundas derivadas. La crisis demográfica transforma nuestro paisaje vital y el capítulo de prioridades ... públicas. La caída en picado de la tasa de natalidad en nuestro territorio –1,34 hijos por madre– toca fondo y está lejos de la cifra del 2,1 que sería la necesaria para garantizar un mínimo reemplazo generacional. El problema se enmarca en un contexto vasco, español y europeo, con unas dendencias de declive que se asemejan a los años 40, después de la Guerra Civil. Detrás de esta realidad se entrecruzan diferentes variables. De entrada, unas coordenadas económicas que se convierten en un obstáculo clave. Las dificultades de un amplio sector de la sociedad para acceder a una vivienda digna son un escollo fundamental para que los jóvenes se emancipen y puedan desarrollar sus proyectos vitales de forma independiente y digna. También la realidad salarial supone una dificultad añadida porque la precariedad se ceba fundamentalmente en los jóvenes y es un lastre a la hora de que se decidan por formar nuevas familias. La incorporación plena de la mujer al mundo laboral constituye una pieza más en este complejo tablero en el que se requieren medidas más efectivas de conciliación para evitar una desigualdad estructural. Muchas de las mujeres madres están dentro del mercado laboral y desempeñan un papel diferente al tradicional de sus madres y abuelas que tenían que asumir la carga familiar prácticamente en solitario. El telón de fondo de esta transformación es un profundo cambio social y cultural. Traer hijos al mundo ya no es una especie de obligación 'natural', como en el pasado, sino una opción libre y voluntaria, fruto del ejercicio de la responsabilidad individual. En todo caso, desde el punto de vista del interés general es evidente que la sostenibilidad de la sociedad exige medidas para garantizar el reemplazo generacional, polítcas activas en defensa de la natalidad y actuaciones dirigidas a promover la emancipación de los jóvenes que incorporen planes de choque en materia de vivienda y empleo. Y también una mirada diferente a la realidad de una inmigración que va a resultar necesaria para garantizar el futuro de un modelo de protección social que exige más recursos económicos para atender las necesidades. Seremos una sociedad con más viejos y menos niños. Esto supondrá un cambio de calado que la próxima jubilación de la generación baby boomer va a acelerar de forma vertiginosa.
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