Carlos Garaikoetxea recibió ayer un homenaje que fue más allá del reconocimiento a su figura como lehendakari del primer Gobierno vasco, de 1980 a 1986, ... después de tomar el legado del Consejo General Vasco de manos de Ramón Rubial. A su papel como «arquitecto» de una Euskadi en reconstrucción tras la dictadura. En un acto promovido por Imanol Pradales, Garaikoetxea fue arropado por una amplia representación de la política vasca y sus instituciones, incluidos los tres consejeros vivos de aquel Ejecutivo que sentó las bases del autogobierno y que se desarrollaron durante la generación de Pradales: Osakidetza, la Ertzaintza, EITB o el sistema educativo. Una etapa recordada por el carismático político navarro con momentos «inolvidables» y otros «muy dolorosos». Garaikoetxea vivió los 'años de plomo' de ETA, los incidentes de HB contra el Rey en la Casa de Juntas de Gernika o la traumática escisión del PNV con la irrupción de EA y su posterior integración en Bildu en un pulso aún latente para evitar que sus siglas se diluyan. Por eso, el tributo supuso ayer también una reconciliación del nacionalismo hacia un lehendakari al frente de «un país que supo sufrir y resistir».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.