Garantizar el futuro
Gipuzkoa ha vivido una revolución en la ciencia que implica responder a las necesidades del talento internacional que necesita
El Sociómetro vasco muestra cómo el problema de la vivienda se consolida como la principal prioridad de la ciudadanía. El dato, de extrema preocupación, coincide ... con un momento en el que San Sebastián se afianza como capital de la ciencia y la innovación cuando se cumplen 25 años del DIPC, convertido en un motor de la transformación científica y tecnológica en el territorio de Gipuzkoa y de Euskadi, un proyecto de gran relevancia. A medida que el impacto de este organismo crece, parece indiscutible pensar que el futuro está asociado a la cultura del conocimiento y a la generación de soluciones innovadoras en materias como la biomedicina, las energías renovables y las tecnologías digitales. Pero este nuevo territorio de ciencia comporta ahora una serie de retos a los que conviene hacer frente si queremos seguir explorando lo desconocido y atraer para ello al talento internacional que éxitos como el DIPC, el ordenador cuántico de IBM o Multiverse van a demandar y Gipuzkoa necesitar. Entre esos retos, los propios científicos subrayan dos con nombre propio: la falta de vivienda y las dificultades para integrar a sus familias en el sistema educativo. Sobre todo, cuando los investigadores aterrizan en Donostia para proyectos con una duración determinada. La falta de colegios internacionales o de plazas suficientes en aquellos existentes se presenta como un hándicap al que las instituciones deben dar una solución, si el objetivo es que el sector vasco de las biotecnologías cuente con los mejores. El propio consejero de Industria, Mikel Jauregi, ya aventuró hace tres días en el foro Gipuzkoa al Día, de DV, que para 2026 se espera la llegada de firmas internacionales, ligadas al sector de las biociencias y las TIC. Nada de ello supone una sorpresa ya que Donostia levantará el próximo año un polo biotecnológico en Illunbe. Junto a ello, la falta de acceso a una vivienda asequible se ha convertido en un obstáculo para la estabilidad y el despegue social de los más jóvenes. Jóvenes profesionales, incluso aquellos que han logrado formarse en áreas de alta especialización, que se ven forzados a dejar San Sebastián y emigrar en busca de un entorno más seguro y que cuando regresan no tienen una vivienda donde desarrollar su proyecto de vida. La atracción de jóvenes científicos y profesionales innovadores solo será posible si se garantiza que puedan vivir y desarrollar sus proyectos aquí, sin la constante presión de unos precios inasumibles. El futuro de Gipuzkoa depende de cómo logremos integrar la ciencia, la innovación y el bienestar social.
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