Algunas críticas a Francisco nacen de la ignorancia
El pasado lunes 25 de febrero escuché y leí algunos comentarios sobre la propuesta del papa Francisco en relación con el tema de la pederastia. ... La propuesta del Papa tiene ocho puntos. Me centro, exclusivamente, en el punto 5: Reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales. Aplicación de parámetros que tengan valor de normas y no sólo de orientación y que ningún abuso debe ser jamás encubierto ni infravalorado.
Yo entiendo que las víctimas se quejen de la falta de concreción de las propuestas del papa Francisco. No tienen por qué saber que el Papa sólo puede dar orientaciones. La concreción de las normas es tarea de las Conferencias Episcopales y, finalmente, de las Diócesis. Pero yo no puedo aceptar que personas inteligentes, encargadas de informar y también de formar a la ciudadanía, no expliquen el significado del punto 5 de la propuesta papal.
Tengo que decir que yo me he alegrado mucho de que, por fin, este Papa haya introducido un poco de transparencia en la Iglesia. Pero la crítica a la ausencia de normas precisas no me gustó. Porque esa crítica está hecha desde la malevolencia o desde una ignorancia que no puedo asumir en personas inteligentes y bien formadas. Hace mucho que el papa Francisco introdujo esa distinción entre «normas» y «orientaciones» en la Encíclica 'Laudato Si'. En el número 144 de la Encíclica dice el Papa: «Los nuevos procesos que se van gestando en las organizaciones no siempre pueden ser incorporados en esquemas establecidos desde fuera, sino que deben partir de la misma cultura local».
El papa Francisco conoce bien el modelo de las Organizaciones Constructoras de Conocimiento Compartido (Organizaciones CCC). Esta teoría, dominante hoy en día en el campo del desarrollo organizacional, dice que los resultados de investigaciones anteriores, almacenados en las bases de datos, nos ofrecen un conocimiento pasado y se ajustan mal a los cambios tecnológicos, económicos y sociales que se dan actualmente. Estos cambios introducen cambios en las demandas de los clientes y en las posibilidades de respuesta de las personas que forman cada una de las organizaciones de una institución. De ahí la necesidad de crear en las organizaciones conocimiento nuevo y compartido para buscar soluciones a sus problemas.
Tiene razón el Papa cuando rechaza las recetas dadas desde fuera de la organización. Las recetas no tienen que venir de Roma, sino de cada una de las diócesis. Hablo de recetas y entiendo por receta una directriz que tiene vigencia mientras sea útil para el grupo social que está interesado en la transformación de la organización.
La innovación va de abajo hacia arriba. La dirección de la organización acepta, integra y completa las innovaciones que vienen de abajo. Es lo que dice el papa Francisco: Reforzar y verificar las directrices de las Conferencias Episcopales.
Las organizaciones no se pueden transformar con liderazgo vertical y desde fuera, sino desde dentro y con un liderazgo compartido. El papa Francisco, además de abrir las ventanas de la institución para que entre aire fresco, está pidiendo a todas las personas de buena voluntad compromiso sincero para transformar nuestra Iglesia desde dentro.
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