Conminado, otros dicen que impelido, a explicar por qué no canta en catalán el gran Joan Manuel Serrat su canción llamada Mediterráneo, ha dicho, sencillamente, ... que porque estaba en Barcelona, que es donde la compuso. El extremismo nacionalista nos ha llevado a estas exageraciones, pero no es más que una de las etapas porque va a seguir hasta llegar a ninguna parte. Le gritaron desde el público: «¡Canta en catalán porque estamos en Barcelona!». El nacionalismo se ha incautado de las gargantas y lo que fue definido como manía de primates se ha vuelto una táctica separatista ilusoria que les está llevando a separarse incluso unos de otros, según el voltaje.
El azaroso viaje del presidente a Barcelona tiene varias etapas, a cual más arriscada y ni la audacia, disfrazada de temeridad, ni la inhibición van a ser suficientes para superarla, sin que termine en descalabro, porque nos pilla con la cabeza vendada ya que las cicatrices son antiguas y es verdad que han terminado por no cerrarse hasta que las urnas manden otra cosa. ¿Por qué tanto miedo? No ignoramos que si deriva en pánico nos hace pensar con los pies. Y en eso estamos, mientras la palabra 'ahora' se ha mutado en 'nunca'. No sabemos si dejar las cosas para luego es un sinónimo de su incumpliemiento, pero lo vamos a saber muy pronto. De un día para otro. Y nos quedan muchos días de inquietud a los que seguimos amando España y repetimos eso de «contigo y con tu castigo».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión