¿Cantineras o escopeteras?
Muchas veces me he preguntado y hoy sigo preguntándome qué tipo de conflicto es el que tiene el Alarde de Hondarribia, que recuerda un acontecimiento ... sucedido en el año 1638. No se trata de un conflicto de ideas. Si lo fuera, bastaría con aplicar la técnica de la negociación creativa. Un grupo es capaz de superar los conflictos de ideas, construyendo una nueva idea compartida que es mejor que las ideas individuales previas. Lo que ocurre es que el conflicto de ideas oculta con mucha frecuencia un conflicto de intereses (económicos, políticos o psicológicos).
Para superar el conflicto de intereses, es necesario que se formule, con absoluta sinceridad, qué gana cada una de las partes manteniendo el conflicto. Me parece que, en el caso del Alarde de Hondarribia, hay muchos intereses políticos en juego, no formulados todavía con claridad. No sé yo qué gana el PNV y qué ganan EH Bildu o el PSE-EE, manteniendo ese conflicto.
Me inclino más hacia la hipótesis de un conflicto de roles. El rol de cantinera en oposición al rol de escopetera. A mí no me gustan las escopeteras. Pero tampoco me gustan los escopeteros. Yo sufro cuando veo pajaritos muertos que cuelgan de la cintura de un cazador. Comprendo que es necesario que cacen jabalíes y corzos, pero no veo por qué tienen que cazar pajaritos como las codornices. Pero esta cuestión es algo muy mío, propio de mi sensibilidad franciscana. Desde niño, me impresionó que San Francisco de Asís llamara Hermano al lobo de Gubbio.
Yo entiendo que algunas mujeres quieran ser escopeteras, lo mismo que entiendo que otras mujeres quieran ser cantineras. Están en su derecho. Lo que no entiendo es la oposición que se ha creado entre las cantineras y las escopeteras. No entiendo que las decisiones que tomaron las mujeres de Hondarribia en el siglo XVII puedan condicionar la identidad de las mujeres de Hondarribia en el siglo XXI.
El rol es la dimensión social de la identidad personal. Yo soy yo, percibido a través del rol que me atribuyen otros. La escopetera se ve a sí misma a través del rol de soldado. La cantinera se percibe a sí misma a través del rol de cantinera. En este sentido, la identidad de una persona está muy ligada al rol que se atribuye ella a sí misma y al rol que le atribuye a ella su entorno social. El rol que yo decido ejercer y el rol que me atribuye el entono no siempre coinciden. La identidad personal sana se construye en un diálogo permanente entre lo que yo quiero ser y otros me piden que sea. Esta es la base de la comunicación interpersonal. Lo que rompe la comunicación entre las personas es la imposición de un rol a alguien que rechaza ese mismo rol.
Resulta tan injusto imponer a todas las mujeres el rol de cantineras como imponer a todas el rol de escopeteras. Pienso que aquí está el meollo del conflicto entre cantineras y escopeteras. Es cuestión de respetar la libertad de cada mujer para construir su propia identidad.
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