Medicina alejada de la evidencia
Belén Alonso
Secretaria general del Colegio de Médicos de Gipuzkoa
Sábado, 14 de diciembre 2024, 01:00
En ocasiones, nos ocurre que ante una situación preocupante en la que acudimos a recibir consejo de otros, esperamos escuchar noticias alentadoras que descarguen nuestra ... ansiedad. Preferimos escuchar «lo que queremos oír» frente a «lo que necesitamos oír», lo que nos aleja de encontrar soluciones reales al problema que nos preocupa, mientras nos encerramos en una burbuja ilusoria de negación o falsas esperanzas.
La salud es, sin lugar a dudas, lo que más atesoramos las personas, lo que más nos preocupa cuando intuimos que algo no va bien, y en ese contexto necesitamos que un profesional nos oriente y ayude en nuestro proceso de curación o toma de decisiones. En esos momentos en los que atisbamos un camino difícil y un futuro incierto afloran los miedos, las preocupaciones, la ansiedad... y a veces, también la negación.
Es precisamente en este punto cuando las personas se vuelven mucho más vulnerables y buscan respuestas en otros lugares y en ocasiones también en personas que no tienen inconveniente en decirles las palabras y las promesas que esperan escuchar. Es decir, buscan respuestas alternativas y reciben propuestas alternativas, provenientes de terapias alternativas. Y es que el 'pensamiento mágico' sigue implantado hoy en nuestra sociedad.
Según una encuesta del 2018, el 5% de la población española (2 millones de españoles) reconocía que había abandonado una terapia científicamente probada para acudir a las terapias alternativas. Teniendo en cuenta que en el año 2018 se contabilizaron cerca de 150.000 nuevos casos de enfermos de cáncer, unos siete mil de esos enfermos podrían estar perdiendo su posibilidad terapéutica y de curación por haber abandonado una terapia científica en pro de terapias alternativas. Entonces hemos de plantearnos si la honestidad, la sinceridad y la veracidad son valores que como sociedad estamos olvidando.
Cabe recordar que en el método científico, el experto lo cuestiona todo y lo primero que se cuestiona es a sí mismo («no lo sé todo») y parte de la imparcialidad, por lo que si un pseudoterapeuta desea equipararse a un científico, lo primero que debería hacer es cuestionarse a sí mismo. Sin embargo, promete curaciones 'milagrosas' e 'infalibles' (lo que la otra persona desea y necesita escuchar).
No hay que olvidar que en ciencia se tiene siempre en cuenta el Riesgo/Beneficio que busca proteger a los pacientes al ponderar si la terapia planteada pudiera suponer mayor riesgo para el paciente que el beneficio que se pudiera esperar. Y precisamente la ponderación es de lo que en los últimos tiempos parecen carecer algunos medios de comunicación que llenan titulares de noticias sobre salud en los que simplifican tanto el mensaje o, por el contrario, amplifican tanto los resultados inverosímiles, que llegan a confundir a la ciudadanía. Y es que hay una gran diferencia entre 'captar la atención' y 'desviar el foco'.
Se calcula que un tercio de los procesos informativos tienen que ver con la salud humana, por lo que no es de extrañar que cada día los impactos informativos que recibimos generen tal exceso de información que acaba convirtiéndose en una auténtica 'infoxicación' para el que los recibe.
Por todo ello, ahora más que nunca, se hace imperativo y urgente que las personas volvamos a recuperar la figura de nuestro médico de referencia, ese profesional que nos conoce y conoce nuestras circunstancias vitales y a nuestro entorno, que puede comprender nuestros miedos y preocupaciones ante las adversidades y tendernos una mano amiga cuando la necesitamos, porque siempre va a hacerlo desde la evidencia científica y el compromiso de ayudar a quienes lo necesitan con todo su conocimiento y profesionalidad forjada durante muchos años de dedicación a la Medicina y a las Personas.
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