El lehendakari Iñigo Urkullu no faltó ayer al solemne acto de homenaje a las víctimas en el palacio de la Moncloa, que también sirvió para ... escenificar de manera oficial el fin del terrorismo de ETA, consumado el pasado mes de mayo tras unos desafortunados comunicados de la banda. Un txistulari y dos dantzaris pusieron el colofón al acto con la interpretación de un aurresku que cerró el encuentro institucional entre los máximos representantes de España y Francia. El 'agurra', un saludo de honor y de respeto para los vascos, se escenificó en la mismísima residencia del presidente del Gobierno. El lehendakari, que ocupaba la primera fila del salón, junto a los expresidentes, se levantó enseguida de su asiento el primero y el resto de la concurrencia hizo lo propio segundos después. Aunque a algunas víctimas -quizá faltó su voz en el acto- les sorprendió este epílogo, el aurresku supuso toda una aportación simbólica de la contribución de Euskadi a la consecución de la paz y de reconocimiento a la sociedad vasca que resistió ese cruel embate. Otro detalle fue la rotulación en el cartel de la palabra en euskera 'bakea' junto al mismo término en castellano y francés. Sorprende que EH Bildu censure al lehendakari por su asistencia al homenaje de Moncloa -le reprocha no acudir al de Kanbo- cuando todavía hay dirigentes de la propia coalición abertzale que aún no llegan a expresar con claridad su repudio a ETA ni que matar estuvo mal. Todavía está reciente la ausencia de esta formación independentista del acto del Día Europeo de las Víctimas, el pasado mes de marzo en Bilbao, que el Gobierno Vasco convocó bajo el lema 'matar fue injusto'.
Los discursos del presidente Sánchez y del primer ministro galo Philippe reivindicaron la verdad del relato de las víctimas, quienes en estos últimos 50 años han llorado en sus propias carnes los efectos devastadores de la inmoral quiebra ética con que la banda terrorista quiso imponer al resto de la sociedad su ideología por medio de las armas.
Hubo ausencias sonoras. Los expresidentes Aznar y Rajoy, ambos del PP -uno de los partidos que más ha sufrido a ETA- se excusaron por problemas de agenda. Incomprensible.
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