Educación y violencia

Nuestro mundo está regido por un egoísmo excesivo incapaz de ver las necesidades de los demás. Tenemos un problema de educación. Si educamos en el ... egocentrismo, los frutos son una generación de jóvenes egoístas y violentos que consideran al otro poco más que un mero peldaño para satisfacer sus ambiciones. Cuando se nos educaba en el amor al prójimo, en poner gustosamente nuestros talentos al servicio de los demás, los frutos eran paz social, felicidad y armonía. Un ejemplo de paz, gracias a esa educación, lo tenemos en tres líderes democristianos de países enfrentados por la guerra, pero católicos educados en el amor y no en el odio, el italiano Alcide de Gasperi, el alemán Konrad Adenauer y el francés Robert Schuman, que tras la Segunda Guerra Mundial apostaron por la reconciliación y consiguieron hacer realidad un gran proyecto de paz llamado la Unión Europea. Ese es el camino.