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Crisis del discurso

ANDRÉS CRESPO RICO SAN SEBASTIÁN

Jueves, 29 de mayo 2025, 06:49

En la prehistoria solo era la oralidad y la palabra tenía el valor del hecho, la fuerza de la realidad. Su no correspondencia, el engaño, suponía una marginación total pero sin rastro. Irene Vallejo nos regaló una bellísima obra, 'El infinito en un junco', en la que nos enseña como luego la historia, la memoria, discurre paralela a la escritura que va desde el papiro hasta el libro de nuestros días, que termina por ser síntesis de la cultura. La que entiende lo que lee, escribe lo que opina sobre lo leído y por último, la que actúa en consecuencia. Si estos momentos, que empiezan en el dicho y continúan con lo escrito, no terminan en los hechos, el árbol de la cultura pierde su fertilidad, queda otoñal, estéril de fruto y sentido. En eso estamos, pretendiendo que, con retorcida retórica, nuestros dichos disfracen realidades falsas o inexistentes. Retornando al único lenguaje de los hechos sin rastro, hasta que un nuevo Homero nos recuerde que los héroes eran dictadores disfrazados de dioses y nos devuelva a la civilización. La que tiene por árbol el entendimiento y por raíces una memoria que solo se riega con la firme voluntad de verdad.

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