Las ferias liberan el potencial de nuestras comunidades
Ander Sarratea
Director de Ficoba
Martes, 3 de junio 2025, 02:00
Mañana, 4 de junio, se celebra la 10ª edición del Global Exhibitions Day, el Día Internacional de las Ferias, una iniciativa impulsada por la asociación ... mundial de la industria ferial (UFI) y secundada por más de 100 países en todo el mundo. Esta celebración nos invita a las personas que trabajamos en este sector a hacer un alto en el camino para reflexionar sobre el valor y la función transformadora que tienen las ferias en nuestras sociedades. Pero también y, sobre todo, es una oportunidad para reivindicar y reconocer su papel como motores de dinamismo económico, social y cultural.
La hoja de servicios de las ferias habla por sí sola. Son ya siglos los que dan fe de su eficacia y excelente salud como elementos agitadores de la vida comercial, social y cultural de los territorios que las albergan.
No importa que situemos su origen en la Edad Media o en civilizaciones más antiguas como la fenicia, la griega o la romana. Desde sus orígenes, las ferias se han constituido en mucho más que eventos puntuales. Son espacios donde se despliegan oportunidades, donde se activan relaciones humanas y profesionales, donde se genera innovación, negocio e interacción social. Verdaderos HUBs de conocimiento y economía.
El lema de este año, 'Las ferias liberan el potencial', no podría ser más oportuno ni ir más en línea con la trayectoria de las ferias, que se ha caracterizado desde sus inicios por su capacidad para liberar el potencial de sectores, de personas, de comunidades y de empresas. Las ferias son, en esencia, ecosistemas de colaboración entre personas y organizaciones, a las que les unen intereses similares o complementarios, que juntas logran resultados positivos en el ámbito de su actividad.
Una feria reúne en un mismo lugar, y durante un corto e intenso periodo de tiempo, a personas y organizaciones, facilitando una conexión cara a cara que, por muy digitalizado que esté el mundo, sigue siendo la forma más poderosa de crear vínculos duraderos. Esa interacción directa, entre Inteligencias Naturales, se traduce en un impacto real en la economía y en las personas.
En el ámbito económico generan cientos de miles de empleos, activan el turismo de negocios, dinamizan los servicios y permiten que empresas de todos los tamaños accedan a mercados y públicos de interés.
Pero más allá de la economía, las ferias también contribuyen al progreso social de su entorno. Frente a la segmentación y la creación de compartimentos estancos y la polarización que se expande por múltiples aspectos de nuestra vida diaria, las ferias ofrecen un espacio abierto, plural, que acoge e integra a las personas.
Tal y como decimos al referirnos a la base fundacional de la democracia que una mujer o un hombre equivalen a un voto, en una feria, cada visitante cuenta, cada encuentro suma, independientemente de sus orígenes y de los hechos diferenciales que cada cual lleva consigo. Es más, las ferias son espacios en los que se celebra la diversidad; una cualidad que, es, a su vez, un reto y una oportunidad: atraer a los nuevos visitantes que se han incorporado a nuestra sociedad, especialmente en un territorio como Gipuzkoa, que ha recibido en los últimos años a personas provenientes de múltiples países, culturas y orígenes.
Las ferias pueden ser también su espacio. Un entorno donde se sientan bienvenidas, representadas e invitadas a participar, entendiendo la multiculturalidad como una riqueza que las ferias tienen la posibilidad de reflejar. ¿Y qué mejor lugar que una feria para hacer visible esa diversidad, para integrarla, para permitir que nuevos proyectos, saberes, productos y visiones del mundo se den a conocer y dialoguen con nuestro entorno?
Esta democratización del acceso a contenidos de calidad es un valor en alza. Porque las ferias también son cultura, conocimiento, espacios donde la ciudadanía amplía horizontes, contrasta información y toma decisiones de consumo más conscientes.
La industria ferial ha sabido adaptarse a los grandes cambios de los últimos años: primero con la irrupción de lo digital, luego con el desafío global de la pandemia, y ahora con la necesidad urgente de avanzar hacia modelos más sostenibles e inclusivos.
El futuro de las ferias pasa por seguir explorando ese equilibrio entre lo presencial y lo digital, entre lo local y lo global, entre la rentabilidad y el compromiso con el entorno. Es decir, seguir tejiendo redes sobre esos nodos hasta que las oportunidades emerjan. O, dicho de otra manera, seguir labrando esos terrenos hasta que las oportunidades florezcan.
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