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De una manera distinta a como sucede en la Nochebuena y en la Nochevieja, la de hoy también es en Donostia una noche propicia para ... evocar la ausencia de los que, por una cosa u otra, ya no nos acompañan en la mesa a la hora de cenar. A saber: el antiguo tamborrero que dejó la sociedad gastronómica en pos de una mayor relevancia social en aquella otra compañía de más postín; aquel veterano socio que dejó de venir a los ensayos en cuanto terminó de reñir con cada uno de los demás socios porque todos habían profanado alguna tradición; ese viejo conocido que no concebía una cena de víspera sin angulas en el menú; el incondicional de las inmortales composiciones de Raimundo Sarriegui que desapareció cuando se echó novia y ahora pasa el invierno en Benidorm; ese otro que desgraciadamente lleva años esperando que se apruebe su admisión y al que aún le queda mucho por delante porque carece del pedigrí exigible. Qué decir del que fue expulsado por su insistencia en llamar 'Donosti Eguna' al Día de San Sebastián y del que ha renunciado a todo este año porque considera que 'Caballería de Gallos' es innegociable. Y finalmente, un recuerdo para aquéllos que año tras año nos martillean con la tonadilla de que «la izada está bien, pero en la arriada estamos sólo los de casa».
En este sentido, cabe apuntar que 12.096 hombres y 10.640 mujeres participarán en las 167 tamborradas:seis más que el año pasado. Una de dos:o la teoría del 'Gran Reemplazo' de la ciudadanía local a manos de la inmigración es una patraña o los venidos de fuera se están adaptando de cine a nuestras costumbres.
Vivan la fiesta sin excesos. Sobre todo, de liturgia y solemnidad.
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