Secciones
Servicios
Destacamos
Cuando monseñor Ravelli gritó «extra omnes!» y los cardenales se encerraron sin móvil en la Capilla Sixtina, pensé: 1) menudo marrón; y 2) al menos ... se evitarán por unos días los sobresaltos que ocasiona el bombardeo de llamadas comerciales para que abandonen su compañía y contraten otra mejor.
El hecho de que el Gobierno haya detectado este problema, anunciara hace meses la prohibición de estas prácticas y sólo haya conseguido que se redoblen invita al escepticismo sobre su capacidad para solucionar cosas como la crisis de la vivienda, por poner un ejemplo.
La situación es la siguiente: para vendernos servicios nos llaman personas; para atender nuestras reclamaciones, utilizan robots. Me pregunto si no sería posible la instalación en nuestros terminales móviles de algún programa que, a las llamadas de los vendedores, respondiera: «Si desea propornerme un cambio de compañía, pulse el 1», «si quiere ofrecerme descuentos, pulse el 2», «si va a explicarme las ventajas de una tarifa aún más plana, pulse el 3». Tras indicarle que si prefiere que le conteste a todo que «no» en castellano, pulse el 4 y el 5 si su opción es que replique «ez», la voz diría: «En estos momentos todas sus víctimas están ocupadas, permanezca a la espera o inténtelo en otro momento».
Un paso más allá de la molestia, está la estafa. Esta semana recibí un mensaje SMS de mi inexistente hija diciéndome que se le había roto el móvil y pidiéndome no sé qué, pero lo único que logró fue que me acordara de Luis Eduardo Aute: «Los hijos que no tuvimos / Se esconden en las cloacas».
Que se queden allí y si es posible, sin cobertura.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.