Pacto de Salud: compromiso de país centrado en el paciente
Los retos no se resolverán solo con más recursos, sino con mejor organización
Alberto Martínez Ruiz
Consejero de Salud del Gobierno Vasco
Domingo, 6 de julio 2025, 00:19
En Euskadi vivimos más años que nunca y contamos con cifras envidiables de mortalidad prevenible y evitable. Es cierto que subsisten desigualdades en materia de ... salud, pero su magnitud es sensiblemente inferior a muchas otras regiones y países de nuestro entorno. Se trata de un logro colectivo, fruto de décadas de compromiso social e institucional con la justicia como equidad y del que podemos sentirnos legítimamente orgullosos. Sin embargo, nunca habíamos convivido como ahora con tantos desafíos para cuidar de nuestra salud y del sistema público que la protege. El envejecimiento, las enfermedades crónicas, la soledad, los problemas de salud mental, las desigualdades persistentes o la escasez de profesionales tensionan una red asistencial que sigue siendo motivo de satisfacción, pero que ya no puede responder a los retos del siglo XXI con las soluciones del siglo pasado.
Frente a este diagnóstico, el Gobierno Vasco ha impulsado el Pacto Vasco por la Salud, un compromiso colectivo que va más allá del debate político o de los ciclos legislativos. Queremos fortalecer las bases de un sistema público, universal y de calidad que ponga a las personas en el centro y las cuide a lo largo de toda su vida. No desde una lógica únicamente asistencial, sino desde una visión más amplia, que entienda que la salud también se construye en la escuela, en la vivienda, en el barrio, en el empleo o en la protección del medio ambiente.
El procedimiento seguido ha sido el del consenso, que no la unanimidad, de cuantos hemos intervenido en él, un consenso social amplio alcanzado de modo cooperativo que no ha obviado las diferencias –en modo alguno cabría hacerlo en una sociedad tan plural como la nuestra– y en cuya construcción colectiva nos hemos empeñado con honestidad y buena fe todos los actores; de ello puedo dar testimonio.
Así, el Pacto ha sido fruto del diálogo, la participación y una clara vocación de país. Más de 500 personas, en representación de 28 entidades –colegios profesionales, universidades, partidos políticos, asociaciones de pacientes, sindicatos, profesionales y otros actores clave de nuestra sociedad– han trabajado durante meses con generosidad, rigor y una mirada de largo alcance. El resultado es un documento vivo y ambicioso, articulado en 24 líneas estratégicas, que buscan dar respuestas reales a los desafíos del presente y anticiparse a las transformaciones del futuro.
No se trata solo de atender enfermedades, sino de promover entornos y decisiones que favorezcan la salud
Desde el enfoque One Health, que reconoce la interdependencia entre salud humana, animal y ambiental, hasta la mejora de la atención a enfermedades raras, neurodegenerativas o cardiovasculares. Desde el fortalecimiento de la atención primaria, la salud mental y los cuidados al final de la vida hasta la apuesta por la prevención, la digitalización ética, la investigación, la formación, la equidad, los derechos lingüísticos o la gobernanza participativa.
El Pacto promueve una sanidad centrada en las personas, basada en valor y resultados en salud, y comprometida con la sostenibilidad y la corresponsabilidad. Asume que los retos del sistema no se resolverán solo con más recursos , aunque también, sino con mejor organización, más escucha y mayor vínculo con la sociedad. Reconoce que no se trata solo de atender enfermedades, sino de promover entornos y decisiones que favorezcan la salud, especialmente de quienes más la necesitan.
Este acuerdo, además, representa una apuesta institucional por recuperar la confianza. La confianza de las y los ciudadanos en que serán bien cuidados, sin listas de espera inasumibles. La de las y los profesionales en que su trabajo será valorado, respetado y apoyado. Y la de todas las personas en que lo público –cuando se cuida, se gestiona con visión y se transforma con rigor– puede seguir siendo el mejor espacio donde ser atendido, de manera justa, con dignidad y equidad.
Sabido es que el Pacto, aún amplio, no soslaya las diferencias, pero sí permite construir consensos. Por eso, Euskadi tiene la oportunidad, y la responsabilidad, de demostrar que es posible hacer las cosas de otro modo. De ser pionera en una forma nueva de pensar y gobernar la salud, con visión, cooperación y compromiso.
Por primera vez, todos los agentes implicados en el ámbito de la salud han podido manifestar su opinión, incluidos los y las pacientes. Por primera vez, disponemos de un camino compartido, con documentos consensuados, en los que han participado pacientes y expertos, con una sistemática pionera en el Estado. Por primera vez, disponemos de un método de seguimiento permanente.
El Pacto Vasco de Salud no es un punto de llegada. Es un punto de partida. Constituye un marco de referencia para las políticas públicas, una guía para las decisiones futuras y, muy especialmente, un contrato social para sostener entre todos y todas lo más valioso que tenemos: la salud y el derecho a cuidarla, sin dejar a nadie atrás.
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