2025, un año de crecimiento moderado
José Antonio Barrena
Presidente de Norgestión
Domingo, 5 de enero 2025, 01:00
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José Antonio Barrena
Presidente de Norgestión
Domingo, 5 de enero 2025, 01:00
Estrenamos un nuevo año habiendo consumido casi un cuarto del siglo XXI, un periodo marcado por avances vertiginosos y eventos inimaginables al inicio del siglo: desde el 11-S hasta la pandemia del Covid-19, pasando por la crisis de la deuda subprime o la ... guerra en Ucrania. En este contexto, la capacidad de adaptación humana es la clave. Los usos y costumbres del pasado poco a poco son reemplazados por nuevos hábitos y la celeridad, prontitud y el gusto por lo efímero parecen imponerse.
En este inicio de 2025, y desde la óptica económica, cabe preguntarse si este año nos traerá buenas noticias o si Europa continuará su aparente declive.
A nivel global, los principales indicadores económicos no son negativos y los podemos ver como una señal alentadora. Los expertos coinciden en que el crecimiento mundial se situará entre el 2,3% y el 2,5%, frente al 2,6% que las proyecciones del Banco Mundial anticipan al cierre de 2024, una ligera desaceleración motivada por la menor tracción de la economía china, que crecerá un 4,5% frente al 4,9% de 2024, afectada por una crisis inmobiliaria y de consumo interno.
El panorama geopolítico global, sin duda, influirá también en la economía internacional, especialmente tras el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. La implementación de aranceles a las importaciones, con un posible mayor efecto en las importaciones chinas no resultará neutra.
En 2024, la eurozona registró un crecimiento casi plano (+0,6%), liderado por España con un +3,1%. En 2025 esta tendencia debería consolidarse, con un mayor crecimiento en Europa (+1,3%) y con España destacada nuevamente (+2,5%). Sin embargo, el gasto público dejará de ser el motor de la economía debido a las exigencias de control del déficit por parte de Bruselas. Será el consumo privado y la inversión empresarial, muy deprimida en los últimos años, quienes deberán impulsar la economía. El turismo, que representa cerca del 12,3% del PIB nacional, seguirá siendo clave para mantener a España al frente del crecimiento europeo.
Un dato preocupante que viene a enturbiar estas expectativas es la acelerada pérdida de peso de la industria en nuestra economía. La industria, verdadera generadora de riqueza, inversión y empleo ha pasado de representar cerca del 26% del PIB nacional en 2008 a un 20% en 2023, una tendencia que parece imparable en favor del sector servicios. Esta realidad se acentúa, y es especialmente alarmante, en Euskadi donde el mayor peso histórico de la industria nos ha permitido crecer y alcanzar un estado de bienestar, medido en términos de PIB per cápita, muy superior al de la media nacional. La pérdida de competitividad y su inevitable impacto negativo en nuestro sector industrial acarreará consecuencias no deseadas que no nos podemos permitir. Es crucial consolidar políticas públicas que fomenten la inversión y el desarrollo industrial como motor y multiplicador en la generación de riqueza.
Los datos reflejan una pérdida de peso económico de Euskadi en el contexto nacional, pasando de representar el 6,3% del PIB español hace dos décadas al 5,6% actual. Esta situación requiere una reflexión profunda y la adopción de reformas necesarias por parte de todos los agentes sociales y económicos para recuperar posiciones. Más allá de los rankings, esto se traducirá en mayor riqueza y bienestar para la región.
Acabo de reparar en que todavía no hemos mencionado el término inflación en este artículo, cuando, no hace mucho tiempo, solo hablábamos de ella. Tasas como las actuales en el entorno al 2,0%-2,5% se consideran positivas para la economía, permitiendo bajadas de los tipos de interés hacia la zona considerada «neutra», en torno al 2% en la eurozona y al 3% en Estados Unidos.
Finalmente, la inestabilidad geopolítica sigue siendo una preocupación global, con focos de tensión en Ucrania, Oriente Próximo y Taiwán. El papel de Trump en estos conflictos es impredecible y podría tener consecuencias desequilibrantes.
En resumen, en 2025 la economía mundial seguirá creciendo, aunque a menor ritmo. Europa debe despertar de su letargo adoptando parcialmente las recomendaciones del 'Informe Draghi', mientras que España liderará el crecimiento en la eurozona, con Euskadi algo rezagada debido al peso de su industria. Aunque los pronósticos pueden errar, lo que parece innegable es que, como siempre, el ser humano se adaptará a los cambios. Feliz 2025.
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