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Inclusión. Cuatro alumnos de 2º DBH del cole-gio Egiluze con cajas para recolectar pelotas y los carteles de la iniciativa. Juantxo Lusa

Errenteria

Una mejor vida gracias a las pelotas

Inclusión. Alumnos de 2º de Educación Secundaria de Egiluze realizan una recogida de pelotas de tenis y pádel para colocar en las sillas y reducir así el estruendo

Iker Castaño

Errenteria

Jueves, 7 de diciembre 2023, 20:48

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Se preguntarán qué se hace con las pelotas de tenis y pádel una vez dejan de ser válidas para su uso. Hay quienes las reutilizan para fabricar chanclas, también es posible reciclarlas y hacer artículos de bisutería y desde hace muy poco –no es oficial que sea el primero en hacerlo– han llegado al colegio Egiluze de Errenteria para reducir el ruido de las patas de las sillas y que aquellos que tengan hipersensibilidad al ruido puedan llevar una vida mejor.

La iniciativa surgió a través de una madre, Andrea Revuelta, que cuenta con una alumna, Lucía, en el colegio. «Soy la orgullosa ama de una niña con una discapacidad que conlleva un desorden de procesamiento sensorial y dentro de eso algo que le dificulta el día a día son los ruidos. Hace seis meses contactamos con una terapeuta ocupacional, hicimos un perfil sensorial y nos propuso unas adaptaciones , entre ellas usar cascos y reducir el ruido en el aula», relata.

Sobre esto último que apunta confiesa «darle muchas vueltas a la cabeza», pero un día se levantó con la idea de «poner pelotas de tenis o pádel en las sillas y reducir el ruido que producen». Lo que está claro es que uno puede pensar algo pero más difícil es llevarlo a la práctica. Llegaron buenas noticias. «Se lo propusimos al colegio y ellos, al estar siempre dispuestos y abiertos a hacer la vida más fácil, nos abrieron las puertas», se alegra.

Confiesa Revuelta además que el ruido que generan las patas de las sillas y mesas es «algo que no lleva bien mucha gente, imagínate los que tienen hipersensibilidad, que les afecta de manera directa». El poder tener luz verde para llevar a cabo una iniciativa que le gustaría que «lo aplicasen en otros colegios» ha sido «increíble. Me da mucha tranquilidad y me gusta especialmente que lo hayan hecho los alumnos del propio centro», argumenta. Y sí, sobre esto último hay que recordar que el proyecto se lleva a cabo, por el momento, en una clase de 2º de Educación Secundaria.

Cuando el colegio aceptó la propuesta, Revuelta se puso en contacto con Irene Manjarrés, orientadora del centro Egiluze y coordinadora del Departamento de Orientación. Eso sucedió «a finales del curso pasado. En una de las habituales reuniones de coordinación entre la familia y el centro, Andrea me propone llevar a cabo este proyecto. Como era final de curso, decidimos retomar la idea este curso académico», revela la orientadora.

Como en más de una vez ha confesado la directora pedagógica del centro Cristina Jareño, Manjarrés suscribe que «en Egiluze siempre estamos abiertos a recibir las propuestas tanto de las familias como del alumnado. Nos encanta trabajar conjuntamente», afirma. «En esta ocasión acogí estupendamente la idea de Andrea. Era factible para llevar a cabo, inclusiva y, además, podía mejorar la vida de nuestro alumnado con hipersensibilidad auditiva. No había mucho más que hablar. Nos lanzamos a ello», recuerda satisfecha.

El siguiente paso fue «compartir la propuesta con mis compañeras del Departamento de Orientación. Dos de ellas se ofrecieron voluntarias para llevarlo a cabo con un grupo de alumnos y alumnas de 2. DBH. En la fase de sensibilización, invitamos a Andrea a dar una charla a los chavales y la experiencia fue muy positiva», revela la coordinadora. Ahora que cuenta con unos meses de vida, Manjarrés puede confirmar que «está saliendo bien y la valoración es positiva». De momento, están llevando a cabo la recogida de material solo en el colegio pero «nuestra intención es acudir a empresas de pádel y tenis de la zona a solicitar su colaboración. Hay que tener en cuenta que para cada silla se necesitan cuatro pelotas y eso sin contar las mesas», confiesa.

«Hacerles la vida más fácil»

No tanto como Revuelta, Manjarrés sabe como se trabaja en las aulas y el ruido que generan las mesas y las sillas en el día a día. «En un aula es habitual escuchar ruido de mesas y sillas. Ese ruido no solo afecta a los niños y niñas con autismo, sino a todos aquellos que tienen una sensibilidad auditiva especial. Les produce un malestar emocional que no les deja pensar con claridad, atender a lo que se está haciendo en clase en ese momento. En definitiva, no estar a gusto», afirma.

Con esta iniciativa esperan «dar solución a la realidad a la que se enfrentan las personas con hipersensibilidad auditiva, buscando soluciones para hacerles la vida más fácil». Para este colegio no es nada nuevo, ya que «los alumnos y alumnas de Egiluze comparten espacios y actividades con los alumnos del aula estable de Gautena que hay en nuestro centro. Por otro lado, se realizan diferentes campañas y proyectos interdisciplinares sobre diferentes realidades sociales, como por ejemplo, las enfermedades raras, el edadismo, la inclusión de las personas con discapacidad en el deporte...», explica la coordinadora, quien confía en «que la iniciativa funcione y se lleve a otros colegios».

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