Errenteria
«Estamos en constante cambio para ofrecer lo mejor a nuestros clientes»Evolución. De chupitería a coctelería, y ahora un bar donde se puede comer y cenar. El Aker celebrará con sus clientes el domingo que viene sus 33 años, y lo hará con un vermú especial donde la música será parte importante de la fiesta
Si un establecimiento llega a los 33 años de vida es sin duda porque ofrece algo que gusta. En este caso podría ser algo que engancha. Quizás se debe a la atención que se recibe, a lo que se come, pero sin duda, algo que hace diferente al Aker es que «siempre estamos cambiando para ofrecer lo mejor a nuestros clientes». Así lo afirman sus socios, Dabid Muñoz, más conocido como Mendeku, y Julen Palenzuela, quienes hacen un repaso de la vida de este bar de Errenteria. Ambos destacan que el éxito de esta trayectoria se debe «al equipazo que tenemos y a la clientela, a quienes les estamos muy agradecidos».
Poco tiene que ver el loca que abrió hace 33 años con el actual. «Esto abrió como un bar típico de los noventa, con su rock, un ambiente alternativo y un poco oscuro», reconoce Mendeku sonriente. No obstante, con los años los gustos de los clientes cambian, y con ello el modelo de negocio. «Decidimos reabrir siendo la 'chupitería'». Una época que Mendeku recuerda como «loca», por lo que tocó volver a transformarse, en este caso a un lugar más enfocado a los platos combinados.
Al mismo tiempo, la música también fue cambiando, pasando del rock más puro a organizar conciertos, en su mayoría ofrecidos por artisatas locales, como es el caso de Pirata y Radio Rebelde.
«Algo fundamental durante este tiempo ha sido el equipazo que tenemos y la clientela, a quienes estamos muy agradecidos»
Pero, ¿qué queda de esa época? Eso es lo que uno se puede llegar a preguntar si entra al Aker, pues hoy en día es un lugar muy luminoso, acogedor y en el que los cócteles han dejado paso a otro tipo de comida.
Una transformación que vino de la mano de la pandemia, una época en la que «nos vimos obligados a cambiar el modelo de negocio», afirma Mendeku. «Yo le dije que estaba loco», recuerda Palanzuela entre risas. No es para menos. Quién iba a imaginar que ahí cabría una cocina. Pues vaya si entró. Ahora las hamburguesas, las zamburiñas, y todos los platos que se preparan salen de ese habitáculo minúsculo.
El cambio a este nuevo modelo de establecimiento hostelero, a pesar de haberse realizado en unos tiempos muy revueltos, «fue una decisión fantástica con la que estamos realmente contentos», destacan ambos.
Un día para disfrutar
Lo aseveran sonrientes, pero sabiendo que ha habido mucho trabajo detrás. Por ello, el próximo domingo 26 de octubre celebrarán su día. 33 años de historia, que se festejará con su mítico VermutAker. Y lo harán acompañados de la música de Pirata y Mikel Suguruza, con un formato de «gatos pardos, con canciones conocidas que sin duda nos harán bailar», asegura emocionado Mendeku. La cita será a las 12.30 horas, y concluirá «cuando no queden fuerzas».
Tampoco faltará «el discurso de Mendeku», como relata Palenzuela, o la canción que cantarán juntos. Asimismo, La Bodeguita del Aker, su establecimiento ubicado a escasos metros, también será un punto de encuentro durante la jornada, por lo que los asistentes tendrán dos lugares en los que festejar. Además, también habrá pintxos, aunque todavía no se sabe de qué serán. «Lo pensaremos durante la semana», afirma Mendeku.
«Nos olvidamos del vermú»
En 33 años de vida hay historias de todo tipo. Muchas de ellas no se pueden contar, o al menos «es mejor no contarlas», aseguran los dos socios. Entre las que pueden relatarse, destaca una que ocurrió durante otro aniversario. «Preparamos todo muy bien, pero se nos olvidó un pequeño detalle», recuerda Palanzuela. «Hicimos una compra semanal de vermú, como si no tuviéramos el aniversario». La consecuencia se evidenció en la jornada de fiesta. «En muy poco tiempo nos quedamos sin vermú, tuvimos que ir a comprar a otros establecimientos, incluso mandamos a algún cliente a por más botellas, aquello fue muy bueno». Por si alguno tenía dudas, este año no caerán en el mismo error.
Ocurra lo que ocurra, sin duda será un día innolvidable para un bar que hace las cosas bien. Prueba de ello es la variedad en la clientela. «Hay días en los que tenemos a grupos de chavales de quince años cenando nuestras hamburguesas, mientras al lado hay una pareja mayor dándose un homenaje», destaca Mendeku. Y es que sea cual sea el plato, el público responde. «Siempre tratamos de conseguir productos de esta zona, y los tenemos». Ejemplo de ello son los tomates, que provienen de San Marcos, o las txuletas, que son compradas a un productor de Errenteria. Una manera de hacer las cosas que sin duda permitirá al Aker cumplir muchos años más.