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Elena Viñas y Martin Sansinenea
Errenteria
Martes, 29 de abril 2025, 02:00
El corte de suministro eléctrico en Oarsoaldea tuvo una duración de aproximadamente 30 minutos, por lo que las afecciones no fueron tan importantes como en otras comarcas. Aunque el lunes suele ser día libre para muchos hosteleros en Errenteria, Dabid Muñoz, del Bar Aker, quiso acercarse al establecimiento «para ver que todo estaba en orden. Afortunadamente no hemos perdido nada de género, pero el susto ha estado ahí», reconocía. También para Kepa Ibarguren, de la frutería Kepa. «Nos hemos preocupado al principio pero por suerte, ha sido un apagón breve por lo que no ha habido tiempo para que el producto se ponga malo».
El apagón tampoco provocó incidencias de consideración en Pasaia. «Pensábamos que se había ido la luz solo en el barrio hasta que nos hemos enterado por un grupo de WhatsApp de que la afección era mucho mayor», aseguraba una vecina de Pasaia que no había podido abonar su compra en una tienda del municipio. «Volveré más tarde porque no era posible hacer la transacción con tajerta», añadía.
Quienes regentan comercios y bares en la bahía salían a la puerta de sus negocios para comprobar que el resto de locales estaban también a oscuras. La escena se repetía en todas las calles, como la de Azkuene, que sirve de frontera entre el distrito pasaitarra de Trintxerpe y Donostia. En ella, Loles Alonso, responsable de la cafetería panadería Norai, pasaba de la sorpresa al susto. «Cuando he llamado a la comercializadora del suministro de energía, me han dicho que el corte afectaba a toda España. Me he asustado mucho pensando en lo que podía haber ocurrido. Me ha entrado un miedo horrible, la verdad. He pensado en mis hijos y en una persona que conozco que en ese mismo momento estaba en el quirófano por una operación», aseguraba Loles. Para ella, «lo menos importante» en ese momento ha sido el comercio. Según explicaba, «me daba igual si las cosas que hay congeladas se estropeaban o si no podía vender nada. Solo podía pensar en que alguien podía haber provocado el apagón. Me estaba quedando sin batería, pero he conseguido hablar con mis hijos y saber que estaban bien». Minutos antes de las 13.00 horas se restableció la electricidad en su negocio.
Los elevadores públicos que habían dejado de funcionar durante el apagón seguían sin poder hacerlo una vez restablecido el suministro de electricidad. En el situado en la calle Errenteria de Pasaia, las vecinas aguardaban en la puerta para poder subir a los barrios más altos. «Venimos de hacer la compra y habrá que esperar a que vuelva a entrar en funcionamiento porque vamos muy cargadas», se lamentaban. Similar fue la situación en Oiartzun y Lezo, donde a pesar del susto, no se registraron tampoco mayores inconvenientes.
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