Alcohol y falta de sueño, peligrosos compañeros de viaje
El alcohol y la falta de sueño están presentes en la mayor parte de los accidentes de tráfico. Según la DGT, entre el 30% y ... 50% de los accidentes mortales tiene implicado un conductor bajo los efectos del alcohol. Los responsables de tráfico también estiman que cada año mueren 75 personas y 250 resultan heridas en accidentes en los que los problemas del sueño pudieron estar presentes. Sin embargo, parece que estas cifras escalofriantes no acaban de sensibilizarnos del verdadero peligro que conlleva asumir riesgos al volante como el consumo de alcohol y drogas y la conducción con fatiga y somnolencia, tanto por el consumo de medicamentos como por la falta de un descanso adecuado.
Esta defectuosa percepción del riesgo se sostiene en mitos como que el peligro del alcohol sólo se manifiesta tras un consumo muy elevado. Sin embargo, aunque es cierto que a medida que aumenta la cantidad de alcohol en el organismo lo hace el riesgo de accidente, así como de sufrir lesiones graves, incluso mortales (por ejemplo, con una tasa de 0,5 gr de etanol por litro de sangre se doblan las probabilidades de colisión y con 0,8 gr/l el riesgo se multiplica por cinco), sus efectos negativos sobre la capacidad de conducir se observan incluso con niveles bajos.
Del mismo modo, la falta de sueño, segunda causa de accidente más común tras el alcohol, es muchas veces infravalorada como causa de siniestralidad vial, cuando lo cierto es que nos afecta más de lo que creemos: un conductor que ha dormido entre cuatro y cinco horas multiplica por cuatro las posibilidades de sufrir un accidente frente a uno que ha descansado adecuadamente.
Por debajo de esas cuatro horas, el riesgo de sufrir un siniestro es once veces mayor. Lo mismo ocurre con la somnolencia asociada al consumo de medicamentos: pocas veces hacemos caso al prospecto y conducimos con las capacidades psicofísicas necesarias para una conducción segura evidentemente mermadas. Aunque el alcohol, el sueño y el consumo de fármacos son reconocidos por todos como tres peligrosos compañeros al volante, solemos normalizarlos y minimizar la importancia de sus efectos. Una siesta a tiempo puede valer toda una vida.
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