Trintxuleku, con la vista perdida

Unas espectaculares vistas de la sierra de Aizkorri con la nieve decorando sus cimas nos deleitan en nuestro recorrido por Trintxuleku (869 m.), cumbre que forma parte de una preciosa línea de Hirukurutzeta que agrupa en este lado a Irimo, Arbeleta, Arrizuri, Mugarrisakon y Meaka.

También nos impresionan las enormes hayas y el manto de musgo que las protegen con su verde intenso ante el gris de las desnudas ramas que esperan la llegada de la primavera o temperaturas más suaves que harán que afloren sus hojas. La nieve acumulada que pudimos ver en las zonas sombrías de Trintxuleku en nuestra visita del martes nos anuncia que las noches han sido frías y el sol todavía no tiene la fuerza suficiente como para que se produzca ese momento. Ese día, la posición del helecho tumbado nos presenta un manto marrón en ambos lados del camino que nos conduce desde Antzuola hasta la cruz de Irimo, después de pasar por la cima del mismo nombre. Tras la nevada del jueves puede que permanezca una bonita capa para los más de 300 participantes inscritos en la X edición de Antzuolako 8 miliak lasterketa que partirán desde la localidad de Debagoiena con el propósito de llegar hasta la conocida cruz tras seguir el recorrido de 14 kilómetros que les llevará nuevamente hasta la plaza de la cilla, después de superar un desnivel positivo de 736 metros. Recorrido en el que disfrutamos de la presencia de una hábil ardilla, así como de numerosos petirrojos y de un grupo de corzos. Un regalo para la vista.

Partimos en esta ocasión a Antzuola, que nos sorprende con un enorme escudo en la fachada de su ayuntamiento. Este municipio de Debagoiena ha estado relacionado desde siempre con Bergara, población a la que se anexionó el 20 de enero de 1391, «sobre todo para hacer frente a los bandos de Gabiria y Ozaeta y para disfrutar, por otra parte, de las ventajas que ofrecía al ser villa. Esta convivencia no se verá rota hasta el 12 de diciembre de 1629, fecha en la que Antzuola obtuvo su independencia tras el pago de 5.000 ducados al entonces Rey Felipe III».

Repasando su historia descubrimos que el actual núcleo urbano fue posterior al asentameinto de Uzarraga, anteiglesia ubicada a dos kilómetros de la plaza del pueblo, de la que se dice que se encuentra entre las nueve anteiglesias más antiguas de Gipuzkoa. De hecho, las menciones en torno a su historia revelan que su antigua iglesia de San Juan Bautista era de los Templarios, una de las órdenes monásticas militares católicas más poderosas de la Edad Media que se fundó allá por el año 1118. Este templo ha sido reconstruido en tres ocasiones ya que las corrientes subterráneas de la zona en la que se sitúa la han derribado otras tantas veces. La iglesia posee un altar mayor con un extraordinario Cristo de marfil, del prolífico escultor Larrea. El barrio de Uzarraga cuenta con uno de los caseríos históricos de Gipuzkoa, Iturriotz.

La primera mención que se tiene de este caserío es del año 1391, concretamente de cuando vivía en el Johan Sanches Iturrioz. También destaca el caserío Azkarate por su valor arquitectónico, cuya primera mención es del año 1489, año en el que al parecer se construyó. No son los únicos edificios importantes de la localidad puesto que de camino a Trintxuleku por Irimo Goena nos encontramos el caserío de Ibarre, que ha sido la casa natal de indianos afamados, como Francisco Iraeta e Ibarra, famoso comerciante en México que realizó diversas aportaciones económicas con las que fue construido el altar de la parroquia de Nuestra Señora de la Piedad de Antzuola a finales del siglo XVIII. Dicha parroquia, según los estudiosos, «fue bendecida por el Obispo de Tripoli el 8 de marzo de 1525».

La historia de Antzuola también está vinculada con Olalde, por ser punto de reunión de la actividad artesanal. De la misma ha llegado hasta nosotros, la relacionada con los productos de curtido e hilo y con el hospital dedicado a Magdalena que se encontraba cerca (1489).

Fuera del casco urbano de Antzuola también se encuentran diversos puntos gistóricos interesantes. De hecho, sus alrededores estuvieron habitados desde la antigüedad. Hay constancia de que por sus terrenos era habitual el paso del ganado en la era Neolítica o Menasta (2000-1000 años a.C.). Este paso discurría entre Urbia y la costa. Los túmulos de Arrolamendi y Trekutz son los testigos silenciosos que han perdurado desde entonces enlos montes de Antzuola. El túmulo de Trekutz fue descubierto en 1921 por J. M. Barandiaran y se encuentra a 694 m. de altitud, muy cerca del refugio.

La afición a la montaña en An-tzuola se palpa especialmente este fin de semana, cuando se disputa la X edición de Antzuolako 8 miliak lasterketa. Desde su creación en 2013, la carrera de montaña Ocho Millas de Antzuola se celebra habitualmente el tercer domingo de febrero. Mañana domingo, corredores de montaña participarán en la décima edición de la prueba, en la que se celebrará además de la carrera de adultos, también la de jóvenes. Estos saldrán a las 10.20 horas, mientras que los adultos a las 10.30. En total, había dorsales para 260 corredores.

Este año se disputará por primera vez la carrera para jóvenes. Los participantes tendrán que realizar un recorrido de cinco kilómetros, y está dirigido a jóvenes nacidos entre 2007 y 2010. En total se han destinado 70 dorsales a las jóvenes promesas. Por lo tanto habrá unos 350 participantes mañana en la salida de Antzuolako 8 miliak lasterketa.

Seguimos el recorrido de la carrera de montaña cuyos primeros metros transcurren por el barrio de Irimo Goena. Nuestra intención es realizar el recorrido de casi 14 kilómetros de la prueba para así conocer las diferentes cimas que conforman esta línea de Irimo y acercarnos hasta la cruz del mismo nombre. Meaka será la primera, para después llegar a Trintxuleku, pasando por Mugarrisakon, Arrizuri para llegar después a la cima de Irimo viendo una placa más que nos señala la ubicación de Arbeleta, antes de llegar a la cruz de Irimo.

Seguimos un camino que pasa de ser una pista forestal a un estrecho sendero que nos conduce por zonas descubiertas en las que las vistas son espectaculares.Disfrutamos de una perfecta perspectiva de la sierra de Aizkorri con todas sus cimas cubiertas de nieve, que tras la nevada del jueves volverán a acumular un buen manto blanco. También disfrutamos de unas preciosas instantáneas de las enormes hayas que se erigen como dueños y señores de los extensos bosques que compiten con las zonas de alerces, pinos y otras especies.

A lo largo del recorrido nos encontramos con varios puntos naranjas, pero es importante descargar un track en el caso de no conocer el recorrido habida cuenta que son numerosos los cruces de caminos y pistas que nos encontramos a lo largo del recorrido de la carrera.