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Muy cerca de Samiño se encuentra el dolmen de Iruarrieta desde el que las vistas son incomparables. belauntzaran

Samiño, guardián del tiempo

Sobre el valle de Urola, rodeada de las más importantes cimas, se encuentra Samiño (933 m.), lugar de descanso desde hace miles de años

Viernes, 18 de febrero 2022

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Una brisa, más bien viento, gélida roza nuestro rostro y nos anuncia la presencia del manto blanco que cubre los picos del macizo de Aizkorri y, cómo no, de Aralar, con Larrunarri presidiendo el parque natural. Una preciosa estampa que nos ofrece durante la ascensión hasta su cumbre, Samiño. Esta cima de 933 metros de altitud situada en tierras azkoitiarras, limitando con Azpeitia y Zumarraga, es muy accesible desde Aginaga. Ese bonito rincón de la localidad que llegó a contar con una importante industria de muebles de mimbre, pasando a ser la fabricación de maquinaria y el metal la principal actividad industrial del valle.

Sobre todo ajetreado espacio industrial se encuentra Aginaga con sus caseríos dispersos que rodean al casco urbano en el que encontramos un moderno frontón junto a su iglesia, con su destacable pórtico como lugar que imaginamos sería punto de encuentro de romerías. Se trata de la iglesia de San Martín que recoge las crónicas del lugar que poseía su propia cofradía. «El párroco de la misma admitía como limosna pan y trigo el día de todos los santos» y, al parecer, así mantenía los gastos en vino y hostias de sus feligreses y sí mismo. Situándose donde se sitúa Aginaga es característico entre sus festines la intxaursaltsa, postre navideño por excelencia de los lugareños, y las buzkantzak, especie de morcilla elaborada con grasa de bovino que preferentemente se consumía en torno a la festividad de San Martín (11 de noviembre).

INFORMACIÓN MIDE

  • Acceso: Siguiendo la N-1 debemos continuar la autovía que nos conduce hasta Zumarraga para después dirigirnos hasta Aginaga por la GI-3803.

  • Horario: El paseo desde el barrio de Aginaga, Zumarraga, ronda las dos horas y media-tres horas. Muy recomendable para hacer en familia visitando sus túmulos y dólmenes.

  • Distancia: 8,5km.

  • Desnivel positivo: 426 m.

  • Severidad del medio: 3.

  • Dificultad orientación: 3.

  • Dificultad del terreno: 3.

  • Esfuerzo necesario: 3.

En su parte posterior se halla su cementerio, en el que descansan los vecinos de Aginaga con unas magníficas vistas de irimo. Muy cerca se sitúan los edificios que recuerdan a las antiguas escuelas municipales en las que se procedía a enseñar a niños por un lado y niñas por otro. El recuerdo de esa infancia rodea nuestros pensamientos que nos trasladan a la infancia, arrancando un sonrisa mientras contemplamos la maqueta de Aginaga con cada uno de esos caserones debidamente señalizados y los lugares que los ocupan.

Música clásica en el camino

Dentro de unos meses se cumplen 33 años de la incorporación de Aginaga al término municipal de Zumarraga tras su segregación de Azkoitia el 6 de junio de 1989 por deseo de los propios vecinos. Estos celebraron el 25 aniversario de tal acontecimiento con distintos actos: partidos de pelota, misa, desafío entre aizkolaris y comida popular, además de bertsolaris y trikitilaris amenizando la jornada. Así lo recogen las crónicas de la época.

Precisamente, la figura de un aizkolari realizada con hierro preside la plaza del pueblo disfrutando de unas magníficas vistas hacia Oleta. Cima cercana a Samiño, protagonista de la ruta de esta semana. Partiendo desde la plaza de Aginaga seguimos el recorrido que nos acerca al caserío Muxika. Un enorme edificio en el que destaca el color blanco de sus paredes, en las que podemos observar las antiguas cruces de San Juan, así como los eguzkilores. Avanzamos a lo largo de la fachada cuando una preciosa melodía nos envuelve. Música clásica que abre el debate del título del vals que nos anima la marcha, aunque no somos capaces de concretar ni el nombre de su autor ni identificarlo, pero nos llena de su animado paso.

A pocos metros encontramos un cruce en el que se sitúa uno de los peculiares y bonitos postes que hay en el torno de la ermita de La Antigua. Realizados en cemento blanco cuentan con unos pequeños mapas en los que se sitúa el punto en el que nos encontramos así como el camino a seguir hasta llegar primero a Oleta y después a Samiño, así como otras referencias de localidades y parajes que nos rodean.

Sus 933 metros de altitud hacen que Samiño sea una cima muy accesible y recomendable de visitar en familia. Sus abundantes monumentos megalíticos nos hacen pensar que su encanto también fue apreciado por aquellos hombres y mujeres que poblaron Urola hace miles de años. Cabe destacar que la línea de Izazpi cuenta con un conjunto de monumentos megalíticos que se ubican cerca de la pista que une los montes de Oleta, Samiño e Izazpi, a unos 750-800 metros de altura.

Las vistas del macizo Aizkorri, Aralar con Larrunarri presidiendo Goierri, hacia el Alto Deba, con Udalatx como señor del valle y un largo etcétera durante el ascenso y desde sus cumbre, nos confirman que era y es un lugar especial que merece la pena visitar.

La ruta no tiene pérdida ya que una pista forestal en una zona en la que han extraído bosque nos conduce hasta una senda que sin ningún problema nos sitúa en Oleta. Durante este trayecto nos topamos con una fuente que despierta nuestro interés ya que a pesar de no presentar gran cantidad de agua emite un intenso sonido de ella. Nos sorprende su volumen a pesar de su pequeñez, mientras el chorro del preciado líquido nos hace ser conscientes de la tranquilidad del lugar y la fuerza natural de este elemento.

Tras una pequeña ascensión, entre argomas, por un estrecho camino transitado por humanos y equinos mayormente, llegamos a Oleta (837 m.). Una vez en la cima, vemos su túmulo, su cruz y nos acercamos hasta el precioso refugio que se encuentra a un lado del camino. Se trata de una bonita edificación que destaca por sus perfectas paredes de piedra que han restaurado y cuidado con mucho cariño en recuerdo de quienes les precedieron.

Galería. Un ciclista se dirige por un pinar cercano a Samiño hacia la cumbre.

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Galería. Un ciclista se dirige por un pinar cercano a Samiño hacia la cumbre. belauntzaran

Seguimos por el camino de la derecha con la intención de alcanzar la cima de Samiño. Entre zonas de pasto vemos algunas bordas derruidas que recuerdan tiempos mejores para los baserritarras o ganaderos de la zona, conocidos especialmente por la cría de equinos durante generaciones. De hecho, durante la excursión nos topamos unos hermosos ejemplares que pastan tranquilamente ajenos, incluso, a nuestro paso. Ni siquiera se inmutan cuando nos acercamos a ellos, mostrando una inalterable seguridad en lo que saben es su territorio.

Mientras nos sentimos observados por los equinos, pero a su vez ignorados por ellos, reconocemos que son unos animales privilegiados que gozan de la tranquilidad del lugar y la belleza del paisaje, que en un momento de la mañana aclara y nos muestra una estampa de Anboto y Gorbeia impresionantes.

En cuestión de un cuarto de hora, veinte minutos, alcanzamos el buzón de Samiño y vemos muy cerca su punto geodésico. Aprovechamos para disfrutar de las vistas en un momento en el que el astro sol ilumina la línea de cimas de Aizkorri con su blanco manto, Desde cualquier punto nos enamora. Después, nos dirigimos hacia Iruarrietako txabola. Una pequeña y cuidada edificación que contiene una chapa que recuerda fue construida en 1949, obra de Jose Antonio Mendiola y su esposa Margarita, Joxe Aramendi y Rosario y Joxe Manuel Soraluze y Joxepantoni.

Optamos por bajar por donde hemos subido, después de haber disfrutado de una bonita salida por el Urola.

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