Oindolar, señor del valle del agua
Este monte desconocido para muchos se sitúa en el valle de Leitzaran, un biotopo protegido que alberga grandes tesoros naturales e históricos
El agua marca el ritmo en el valle de Leitzaran. Una armónica sinfonía acompaña la rutina de sus habitantes, que gozan de una tranquilidad que muchos quisieran para sí en el interior de este especial biotopo protegido de Gipuzkoa. El caudal de cada riachuelo que aflora en cualquier rincón del valle o las gotas que caen en cada uno de los túneles que pueblan su vía verde se convierten en instrumentos musicales de manera improvisada. En pleno invierno, la mayoría de los habitantes del valle aprovechan las pocas horas de luz y calor del sol para disfrutar del precioso entorno que les cobija. El canto de algún pájaro llama nuestra atención en nuestra ruta de esta semana, mientras el agua se encarga de ambientar nuestro paseo.
Agua que aparece en cualquier rincón del valle tras las abundantes precipitaciones caídas los últimos días. Las fuentes rebosan el preciado líquido tras un otoño muy lluvioso que ha nutrido las fuentes, riachuelos y los acuíferos que pueblan las tierras de Leitzaran hasta llegar al río que lleva su nombre, o tal vez, el río da nombre al valle. Río que nace en tierras navarras de Leitza y desemboca a la altura de Andoain para formar parte del Oria.
Hasta allí nos hemos trasladado para comenzar el camino que nos conducirá hasta Oindolar (435 m.). Una cima desconocida para muchos, entre otras cosas por su modesta altura, pero que hemos querido que se convierta en la protagonista de este reportaje por la cantidad de puntos interesantes que podemos ver a su alrededor.
La ruta de esta semana nos conduce a Oindolar tras haber superado 1.000 escalones, haber visto los restos del vestigio minero del valle y haber sentido la magia de la fuerza del agua, cuyo aprovechamiento en las centrales hidroeléctricas, donde hasta hace no mucho se generaba luz, ayudaba a poner en marcha las ferrerías para obtener hierro o hacía funcionar los molinos harineros de la zona.
Cada uno de ellos son parte del valioso patrimonio histórico y cultural del valle de Leitzaran, que cuenta además en Oindolar con algunos de sus tesoros más antiguos. En el caso de Oindolar, en su cumbre se encuentra un conjunto de cuatro dólmenes pertenecientes a la estación megalítica de Belabieta. A escasos metros llama la atención un enorme muro de mampostería de 17,4 metros de longitud, cuya finalidad exacta es desconocida para quienes la han estudiado. Despierta interés una obra de esas dimensiones y tras consultar la web de Xabier Cabezón, gran estudioso del valle de Leitzaran, recogemos que junto al mismo se encuentran los restos de una borda. Cabezon destaca que «con los datos actuales es difícil averiguar para qué se construyeron tanto el muro como el resto de los elementos. Como conjetura, puede que la rampa y el camino se realizan como soporte de algún sistema de transporte del tipo «plano inclinado», común en zonas de extracción de mineral.
En tal caso, las ruinas superiores pudieron servir de depósito de carga y/o alojamiento de la maquinaria. Pero en Oindolar no se conocen minas. Queda también sin explicar la alineación de estas estructuras con la tubería de la central». Central que se nutre a las aguas que le suministra un enorme canal. Una obra llamativa que mide más de 13 kilómetros y medio de largo entre la presa de Ameraun y el depósito de carga (situado en las laderas del monte Oindolar). Se construyó hacia 1900. El canal atraviesa varios túneles. Uno de ello, de 440 metros de largo, se sitúa entre los hectómetros 79 y 84 aproximadamente, y pasa bajo unas peñas. Según esa posibilidad, al parecer las obras del canal habrían comenzado de forma simultánea por ambos extremos, de forma que mientras se iniciaban la presa y el canal en Ameraun comenzaba también a construirse el depósito final en Oindolar.
INFORMACIÓN MIDE:
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Acceso: Para llegar a Andoain se debe seguir la N-1. Una vez allí, accerder al valle de Leitzaran siguiendo las señales colocadas por la localidad.
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Horario: El paseo circular desde el parque de Otieta hasta Oindolar y regreso ronda las 3 horas. El tramo de las escaleras es opcional. Existen pistas que conducen hasta la cima.
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Distancia: 11,5 km.
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Desnivel positivo: 534m.
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Severidad del medio: 3.
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Dificultad orientación: 4.
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Dificultad del terreno: 3.
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Esfuerzo necesario: 3.
Por Leitzaran hasta el mirador
A pesar de tratarse de una sencilla cima, Oindolar pondrá a prueba nuestra forma física en cuanto a piernas se refiere. 500 o 1.000 escalones son una prueba a superar, tanto a la subida como a la bajada. Antes de llegar a ellas, disfrutaremos del canto del río, que baja con abundante y cristalina agua. Partimos desde el parking de Otieta. Se encuentra a 2 kilómetros de Andoain. Junto a la zona de aparcamiento se encuentra el centro de interpretación de Leitzaran con el claro objetivo de disfrutar de unas buenas vistas, ya que el sol iluminara el azul cielo sobre la capa de algodón que cubre todo Buruntzaldea. Será la recompensa de Oindolar. Cima que está unida al resto de la alineación montañosa Uzturre-Ipuliño por el collado Onddobe (363 m.). Ambas, Uzturre e Ipuliño son las cimas más destacadas de la línea de montes.
Partimos desde el centro de interpretación para dirigirnos por la pista cementada en el primer tramo dirección a las centrales de Olaberria y Bertxin. En el camino nos encontramos abundantes marcas blancas y verdes que nos acercan hasta una senda paralela al río que nos acerca hasta la central de Olaberria, junto a la que nos encontramos con una ruidosa cortina de agua blanca que desprende una bonita niebla. Seguimos por la pista de la izquierda y llegamos hasta la central de Bertxin tras cruzar el puente de hormigón, en cuyo comienzo se encuentra un panel informativo.
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Después de cruzarlo nos encontramos ante nosotras con los 500 escalones, o si seguimos por la senda de la derecha perpendiculares a la central, los 1.000 escalones. Optamos por superar los 500 y tras tomar aire en varias ocasiones, alcanzamos la parte alta de nuestro reto. Después, seguimos el canal que nos recompensa con su buena energía. El agua aparece verde, tranquila. Avanzamos por la senda paralela al canal hasta llegar a una pista forestal que nos conduce poco a poco a la ladera inferior de Oindolar. Antes de alcanzar el punto geodésico de nuestro monte de esta semana, seguiremos una senda ascendente que transcurre por un bosque mixto. Poco a poco alcanzamos una zona abierta en la que topamos una enorme roca en la que encontramos uno de los miradores de Leitzaran. Las vistas, espectaculares. La humedad se palpa en el ambiente y se percibe en las zonas boscosas que pueblan el valle.
De manera tranquila alcanzamos la cima de Oindolar, donde nos encontramos el punto geodésico pero no localizamos el buzón que nos ubica su punto más alto. Nos sorprende ya que serán pocas las cimas de Gipuzkoa que no cuenten con uno de ellos. Hernio, Gazume, Loatzo, Buruntza, Herniozabal... son las primeras cimas que situamos desde la explanada verde en la que se encuentran los monumentos megalíticos. Un rebaño de ovejas pasta plácidamente en la zona.
Regresamos hasta Otieta por las pistas que nos conducen nuevamente hasta la escalera más larga de Gipuzkoa. Aceptamos el reto de descender los 1.000 escalones que también presentan su dificultad.
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