Arteta, el poder del agua marca el ritmo

A los pies de Andia, muy cerca de Irurtzun, se encuentran el nacedero y la cascada de Artazul, dos bonitas joyas navarras

Viernes, 10 de diciembre 2021

Al mal tiempo buena cara. Si la lluvia, el viento y la previsión de nieve incluso, no invitan a subir al monte, la opción de caminar en llano es más que atractiva para nosotras y más, si seguimos disfrutando de unas espectaculares vistas de Txurregi, el macizo de Andia-Urbasa y todo lo que les rodea.

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Txurregi era nuestro objetivo de esta semana, pero tras desplazarnos hasta el valle de Ollo (Navarra), muy cerca de Irurtzun, un amenazante cielo oscuro hace que busquemos una alternativa, más asequible y corta que el exigente ascenso a la espectacular cima que se sitúa en la sierra de Satrustegi y que pertenece al gran macizo de Andia.

En un bonito rincón de la sierra, se encuentra uno de los tesoros naturales navarros que, sin pretensiones de compararse con Urederra, alberga el impresionante nacedero de Arteta. Un ensordecedor sonido de agua nos anuncia su proximidad en nuestro camino y marca el ritmo y la dirección que debemos seguir. Las abundantes lluvias caídas las últimas semanas, a las que se suma la nieve, que gota a gota, han llenado acuíferos que se ocultan en las entrañas de la sierra.

Según los expertos, durante millones de años el agua de la lluvia ha agrietado y disuelto la roca caliza de la sierra y se ha filtrado en su interior formando un entramado de grietas, galerías y cuevas que albergan un gran depósito de agua o acuífero. El manantial o nacedero de Arteta es una de las salidas naturales del acuífero de la Sierra de Andia, que forma un espectacular paisaje de aguas cristalinas, cascadas, vegetación y relieve kárstico.

En ese precioso entorno natural se encuentra la cascada de Artazul. La fuerza del agua nos atrae para visitar el lugar, pero un cartel anuncia la caída de rocas y tierra en nuestro camino y nos invita a no seguirlo, desistiendo en nuestro propósito de disfrutar de la belleza de Artazul y el espectáculo que ofrece el agua en una caída brava hasta un circo de piedra, produciendo un atronador sonido que se une a la que se encuentra al caer.

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El precioso salto de agua de unos 40 metros de altura es otra de las salidas naturales del acuífero del interior de la Sierra de Andía, que almacena el agua de la lluvia y nieve que se filtra sobre una superficie aproximada de 100 km². El paisaje actual es el de una meseta caliza de unos mil metros de altitud media con abundantes salidas de agua y formas típicas del relieve kárstico como dolinas, simas y lapiaces.

Mucho por descubrir

El Manantial o Nacedero de Arteta está situado en el Valle de Ollo, a 30 km de Pamplona, y desde 1895 en los domicilios de Pamplona. Un siglo y medio después, las aguas de Arteta siguen abasteciendo a la comarca de la capital navarra y también se aprovechan para alimentar la regata del Udarbe y producir energía hidroeléctrica.

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Partiendo desde el pequeño concejo del mismo nombre, en cuestión de menos de una hora nos dirigimos hacia el nacedero, antes de llegar a él, nos encontramos el centro de Interpretación, y un aparcamiento, (donde podemos dejar el coche).

Información MIDE:

  • Acceso: Siguiendo la autovia de Leitzaran, A-15, llegamos hasta Irurtzun, donde accedemos desde el centro por la NA-7010 hasta Arteta (11,6 km).

  • Horario: La ruta de esta semana es muy recomendable para realizar en familia, siendo muy prudentes, dada la cercanía del río. Paseo fácil que se puede realizar en tres horas.

  • Distancia: 8,8km

  • Desnivel positivo: 196 m

  • Severidad del medio: 2

  • Dificultad orientación: 1

  • Dificultad del terreno: 1

  • Esfuerzo necesario: 2

El centro está dedicado a esta larga y compleja historia geológica. Paneles, maquetas y un montaje audiovisual facilitan la comprensión de la formación y modelado de las calizas, la evolución de la sierra y el acuífero de su interior, el origen del diapiro de Ollo y la naturaleza del manantial de Arteta.

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De camino al manantial, desde la plaza de Arteta, nos encontramos debidamente señalizadas las saleras de Arteta. Los paneles informativos de la zona nos recuerdan que el mar cubría hace 65 millones de años el espacio que hoy ocupan las sierras de Urbasa y Andia. La sal que se obtiene en dichas saleras proviene de los manantiales que están en contacto con depósitos de sal subterráneos, fenómeno propio de zonas llamadas diapiros.

Los vecinos del valle de Ollo durante generaciones han realizado un ejemplar y respetuoso aprovechamiento de ese recurso natural. En este caso de la sal. Oro blanco para los lugareños ya que tuvo un alto valor debido a su uso como conservante alimentario. En las eras son depósitos de poca profundidad de hormigón, antiguamente eran de madera o piedra poco profundos, los meses de gran calor se deja evaporar el agua procedente del manantial de agua salada para obtener la sal que lleva disuelta.

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Según narran los vecinos, «la sal se obtiene mediante la evaporación del agua gracias a la acción solar. Para ello, desde el pozo se distribuye el agua salina a las eras. En las eras se estanca el agua en una delgada lámina expuesta a la radiación solar. Una vez cristalizada la sal, se va depositando. Una era de 12 m² puede llegar a producir 40 kilos de sal en cada ciclo de llenado. La temporada del trabajo en las saleras se extendía desde abril a septiembre si bien durante todo el año se procedía a la reparación y acondicionamiento de las eras y canaletas que distribuían el agua».

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Galería. belauntzaran

Tras su secado se obtiene el preciado bien natural. Incluso hay alguna zona en la que se puede introducir los pies y aprovechar las propiedades de este elemento para la piel y las bajas temperaturas en esta época, para la circulación. Apto solo para valientes.

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Sencilla ruta desde Arteta

Cascada, nacedero, saleras, vegetación, enormes caserones con grandes escudos... son los ingredientes del bonito paseo que nos ofrece desde Arteta la ruta de hoy. Partiendo desde el centro de la localidad resulta un agradable paseo, en el que el sonido del agua es la única melodía que nos marca el ritmo de nuestra salida. Conforme avanzamos siguiendo las marcas blancas y amarillas y las señales indicadoras colocadas a lo largo del camino. Una pista cementada nos conduce hasta la zona forestal en la que nos encontramos primero las saleras. En este momento, no se encuentran llenas ya que el proceso para su obtención se realiza los meses de verano, pero merece la pena acercarse hasta ellas e imaginar el duro trabajo que realizaban en ellas los vecinos del valle para obtener ese preciado elemento.

Unos metros más adelante, nos encontramos una señal que nos conduce a los restos de un molino. Volvemos al camino y mientras lo seguimos nos encontramos con numerosas pequeñas señales que nos van identificando los árboles y arbustos que nos rodean. De manera sencilla llegamos al mirador que nos sitúa ante el nacedero. Optamos por llegar hasta él, atravesando primero un puente y siguiendo el sencillo camino de tierra entre rocas tapadas por un manto de musgo de un verde intenso. Un intenso ruido nos anuncia que el nacedero está cercano. Una imagen impresionante se nos presenta tras la verja de seguridad en la que brota un enorme chorro de agua blanca, espumosa, que nos impresiona.

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El regreso lo realizamos por el mismo camino, aunque las opciones que presenta el valle de Ollo con sus paseos son muy variadas. Muy recomendable.

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