Larrazpil, señor de la niebla de Aralar

Mitos y leyendas inundan cada rincón de la sierra de Aralar. En la zona navarra destaca la historia que durante cientos de años ha perdurado de Teodosio de Goñi, el caballero que, para matar al dragón de la sierra, requirió la ayuda del arcángel San Miguel. En su honor, se erigió uno de los santuarios más conocidos de Navarra en un impresionante mirador sobre el valle de Sakana y en torno a él, la fe, el respeto, la tradición, un arduo trabajo y un gran compromiso mantienen en pie uno de los templos más conocidos entre los mendizales.

La sierra de Aralar es una gran extensión de 208 km cuadrados que comparten Navarra (dos tercios) y Gipuzkoa (un tercio) de bosques, prados, valles ciegos y zonas rocosas en las que se encuentran numerosas cuevas así como sus enormes simas. Belleza natural en bruto que rezuma mucha tranquilidad, ya que en ocasiones te absorbe hasta el punto de sentir que pierdes la noción del tiempo, espacio... Uno de esos bellos rincones, que con un poco de imaginación, te trasladan hasta un escenario de cualquier serie televisiva en la que los nórdicos sean sus protagonistas es Larrazpil (1.070 metros).

Una intensa niebla envolvía esta semana el hermoso paraje situado en el lado oriental de la sierra y pasear por sus desnudos bosques de hayas nos permitía ubicarnos mentalmente en tierras lejanas. Con los pies en tierras navarras, disfrutamos del impresionante escenario natural que este húmedo y frío otoño nos ofrece a más de 1.000 metros de altitud. El blanco manto inundaba todo lo que nos rodeaba, aunque no nos impedía apreciar perfectamente la belleza de la estampa que nos ofrecía Basojaun. El llamativo verde de los musgos cubría las grises piedras del suelo, que destacaban sobre el intenso manto marrón de las hojas que se habían desprendido de las largos hayas.

Muy cerca de la cima de Larrazpil, se encuentra una de las joyas neolíticas de Aralar, en las que los hombres y mujeres del Neolítico (del 3.300 al 1.300 a.C) enterraron a sus seres queridos. Su enorme dolmen. Destaca por su ubicación en una zona más o menos llana en la zona alta de la sierra, sobre Madotz, Oderitz y Goldaratz. Impresiona por su robusta estructura de piedra gris y por su belleza pétrea. El escenario único en el que se encuentra nos ayuda a entender lo mucho que valoraban ese entorno sus antiguos pobladores, ya que no sería nada sencillo construir ese monumento funerario.

Larrazpil es una de las antiguas joyas entre las numerosas construcciones megalíticas repartidas a lo largo de toda la sierra de Aralar. Es sabido que en los prados de la sierra, el pastoreo se remonta a la prehistoria. Prueba de ello es que a lo largo de todo su territorio se encuentra uno de los conjuntos megalíticos más interesantes de la Península Ibérica. En la parte navarra se han descubierto nada menos que 44 dólmenes y un menhir, la Piedra de Roldán que habría lanzado el sobrino de Carlomagno.

Aranzadi recoge en sus numerosos estudios menciones específicas sobre este dolmen, que «el 17 de abril de 1950 Jesus Elosegui vió por primera vez junto al investigador M. Raymond Ciry en sus correrías geológicas». Además, destacan que «M. Ciry sacó dos fotografías del dolmen. Este era conocido de los naturales, cazadores y montañeros (entre éstos don Luis Peña Basurto, quien el verano de 1950 me dio noticia del monumento)». El galgal del dolmen de Larrazpil «tiene 23 m. de diámetro de Este a Oeste y 20 m. de Norte a Sur. La cámara sepulcral (fig. 1) se orienta al 127º. La losa Este fue, a mi entender; en un tiempo paralela a la D. Sin duda, luego ladeada por el pastor que hizo del dolmen choza o pequeño redil, del que aún se conservan las paredes de cierre formando un cuadrilátero de 3 m. x 2,30 m. de dimensiones interiores. En F. se observa la existencia de un seudo-galgal, originado a mi parecer por la acumulación de piedras que hubo que remover para ahondar el redil».

Además añaden que «en el interior de la cámara, en C, se practicó una pequeña cata y la tierra cernida dio restos óseos humanos (falanges, dientes y muelas, y otras varios). Puede asegurarse la presencia de restos infantiles. Recogí también un fragmento de cerámica lisa de interior rugoso y exterior rojizo y pulido».

El dolmen de Larrazpil goza de gran protagonismo entre los mendizales que lo toman como referencia de sus salidas por esta zona de Aralar. Eso provoca que en numerosas ocasiones la cima del mismo nombre no goce de tantas visitas, pero merece la pena adentrarse por los bosques que la cobijan. Diversas fuentes destacan que «la cumbre de Larrazpil figuró en el catálogo de montes de 1950 en la pos. 139 del listado de montañas de Nafarroa con el nombre Larrazpil y con una altitud 1.008 m. Esa elevación es divisoria de los términos de Larraun, Imotz y Arakil. Entre el año 1956 y 2009 se ha concursado la cumbre de Iruaundi o Illarraundiko malkorra, tal y como se le ha denominado desde 2007. La edición de 2014 cataloga la cumbre de Larrazpil por ser la más elevada del macizo según las últimas cartografías».

Nosotras conocimos este hermoso rincón, comenzando nuestra caminata desde Goldaratz, concejo que pertenece al valle de Imotz, situado entre Lekunberri e Irurtzun. Dejando el coche cerca del frontón municipal, desde donde iniciamos el paseo mañanero, muy recomendable para realizar en familia. Nuestro camino está muy bien señalizado por marcas de pinturas rojas y blancas por un lado y naranja por otro, además del rebalizaje del GR 20 Vuelta a Aralar.

Nuestra caminata nos adentrará por los hermosos hayedos que pueblan los bosques de Arakil y Larraun. En esta ocasión optamos por una de las sendas del GR 20 o Vuelta a Aralar hacia Goldaratz. Al ganar altura alcanzaremos un mirador impresionante que nos ofrecerá unas preciosas vistas de Irurtzun, la ermita de la Trinidad de Erga y el paso de las Dos Hermanas. Continuaremos nuestra marcha girando al Norte que nos conducirá hacia el valle de Larraun, siguiendo un pequeño sendero que nos acercará a la cima.

Poco a poco alcanzaremos, por terreno poco limpio, la cresta de la montaña y la alambrada que separa los dos valles: Larraun y Arakil. No tendremos ningún problema, siguiendo ese cordal y esa alambrada, para llegar a la cima de Larrazpil, en medio del bosque. En ella nos encontraremos un buzón del año 1978 que identifica la cota como Iruyondiko en vez de Larrazpil. El regreso hasta Goldaratz lo realizamos por el mismo camino que nos condujo hasta los objetivos de esta semana, el dolmen y la cima. La sensación con la que regresamos es la de haber visitado un lugar especial, con mucho encanto a pesar de que no hayamos disfrutado de las vistas. Razón por la que volveremos hasta allí.

Recomendable comer en el restaurante Etxeberri de Godaratz, aunque en estos momentos esté cerrado. Consulte si sube.