Intxur, por el antiguo castro de Tolosaldea

El silencio que inunda Intxur (743 m.) impresiona. Impresiona porque a escasos kilómetros miles de vehículos circulan a diario por una de las carreteras más transitadas de Gipuzkoa, la N-1. Desde esta discreta cima de Tolosaldea, que algunos sitúan en el macizo de Murumendi, aunque quienes discrepan lo hace dentro del macizo de Hernio, el apabullante sonido de los motores desaparece gracias a la tranquilidad que nos rodea mientras disfrutamos de las magníficas vistas de Larrunarri y toda la sierra de Aralar, que en una jornada primaveral se envolvía en un manto de niebla, mientras una cortina de lluvia era iluminada por el astro sol.

Tal vez por eso nos maravilló tanto nuestra visita a Intxur y pudimos comprender por qué hace ya miles de años los antiguos pobladores de la actual Gipuzkoa eligieron ese bonito paraje sobre el barrio tolosarra de Aldaba y Albiztur para construir su poblado. Diferentes estudios realizados en la loma de Intxur descubren el antiguo castro o recinto-poblado fortificado cuyas características lo datan en la Edad del Hierro. Este yacimiento fue excavado entre 1957 y 1959 por J. M. de Barandiaran y entre 1985 y 1993, a lo largo de nueve campañas consecutivas por Xabier Peñalver.

La extensión ocupada por el poblado es de unas 10 hectáreas y presenta una planta semicircular. Según un trabajo realizado por Peñalver, hasta la fecha solo se conocen otros seis asentamientos como el de Intxur en Gipuzkoa. Se trata de los de Buruntza, Basagain, Murugain, Munoaundi, Murumendi y Muru. «De todos ellos, excepción hecha del de Basagain, es el único que ha sido sometido a un proceso de excavación sistemática que ha permitido desarrollar un campo de la investigación arqueológica casi vacío hasta entonces, así como constatar la buena conservación de restos de esta época en el mismo».

El castro de Intxur, que según los estudios de C14 realizados confirman que fue habitado entre el 2720 y el 2030 antes de la presente era, se encuentra localizado en la divisoria entre los términos municipales de Albiztur y Tolosa, en la parte más alta de un estrecho cordal de orientación NE-SW que separa los cursos de los arroyos de Aldaba y Salubita, en la vertiente derecha de la cuenca del río Oria.

El rastro de la muralla que lo rodea define la ubicación del yacimiento y la delimitación del mismo. La obra de defensa del poblado se articula en base a una serie de muros fuertes o murallas que presentan un importante grosor, variable entre los dos y medio y tres metros, cuya fábrica se realiza en base a dos lienzos paralelos de mampuestos a seco, quedando relleno el interior de materiales diversos (piedras, tierras…). En el interior de estas murallas se articulan las estructuras de habitación del poblado. Según se ha podido constatar en los trabajos de excavación, «estas presentan planta tendente al rectángulo, lo que se ha visto gracias a la huella que queda al tallar la roca natural del terreno para asentar sus cimientos». Los materiales que se usaron para su construcción son el adobe y la madera, pudiéndose observar los agujeros donde se alojaban los postes hoy perdidos. Sabemos igualmente de la existencia de un lugar, dentro de cada unidad de habitación, dedicado al hogar, en el que existen abundantes restos de carbones y tierras rojas resultado de la exposición de estas a la acción del fuego. La ubicación del poblado hizo que sus habitantes realizaran agujeros tallados en la roca natural, con forma semicircular en un extremo, cuya función parece ser interpretada hasta la fecha como cisternas o depósitos para recoger el agua de lluvia.

La perfecta ubicación del poblado de Intxur hace que sus moradores gozaran de un gran dominio óptico de los montes, valles y caminos que les rodeaban. Desde él divisaban la vertiente Sur que parte del curso del río Oria así como diversos pasos de montaña que conducen a dicho valle. Por la vertiente opuesta controlaban el paso natural que comunica la comarca del Oria con la del río Urola. Poder vivir en este privilegiado enclave hizo que sus habitantes crearan «sistemas defensivos, compuestos por fosos, terraplenes y murallas que presentan notables variantes según los lugares. Los primeros llegan a alcanzar en ocasiones desniveles de 4 m. y anchuras de entre 1,25 y 3 m., en la primera línea de defensa del recinto. La muralla, en los puntos donde se han practicado labores de excavación presenta una anchura variable de entre 2,50 y 3 m. y está formada por dos lienzos o paredes relleno su interior con piedras de diferentes tamaños y tierra».

La ascensión hasta Intxur puede realizarse desde diferentes lugares, pero merece la pena acercarse hasta Aldaba para realizar la ruta circular perfectamente señalizada que parte y llega al frontón del enclave tolosarra.

De hecho el recorrido forma parte de la guía publicada por Tolosaldea Garatzen que reúne información de 31 itinerarios debidamente señalizados, junto con un mapa con todos ellos: una breve descripción, distancia, grado de dificultad, duración y desnivel, entre otros.

Todos los recorridos cuentan con un panel informativo en el punto inicial y están marcados con rayas blanquiverdes, blanquiamarillas o blanquirojas, dependiendo de la dificultad. En todos ellos se podrán descubrir valores naturales, paisajísticos, etnográficos o históricos que permiten conocer la comarca en profundidad.

En el caso de Intxaur, partiendo desde el parking junto al frontón seguimos las marcas blancas y amarillas que nos conducen junto a la preciosa ermita de San Miguel por un sendero a una zona de bosque en el que están extrayendo la madera de bosques de pinos. De manera tranquila y sencilla avanzamos por dichos pinares disfrutando de las magníficas vistas en las que Larrunarri muestra su poderío ante el resto de montes que pueblan la sierra de Aralar. El embalse de Ibiur destaca aún más su belleza ofreciendo un efecto espejo del entorno que nos hace sentir lo afortunados que somos al poder disfrutar de la bella estampa.

Mientras avanzamos por el recorrido que nos guía sin gran dificultad hasta la cima, nos topamos con varios cruces y caminos, pero diferentes postes indicativos nos dirigen en nuestro propósito hasta llegar a los abetos de Albiztur. Un lugar que destaca porque la primavera quiere poner el toque de color a sus altos árboles, entre los que se encuentra incluso alguno que ostenta el título de 'singular'.

Continuamos el camino, superando alguna cuesta hasta llegar a un nuevo panel en el que se sitúa el poblado de Intxaur. Debemos entrar en el pinar a la derecha si queremos ver el buzón de la cima. Se trata de un 'txintxarri' de grandes dimensiones que ha colocado la sociedad Intxurre de Alegia. Seguimos las marcas y llegamos hasta la plaza de Aldaba. Un bonito paseo.