Hernio, un baño en sus aguas curativas

El calor aprieta y mucho estas últimas semanas. Las altas temperaturas han llegado este año, antes que el verano que acabamos de estrenar, y toda precaución es poca cuando nos planteamos realizar una ruta y más aún si cabe, si no madrugamos. Crema de sol, sombreros, gafas y mucha agua para mantenernos hidratados son algunos de los elementos básicos en cualquier salida en estas fechas y sobre todo, estar localizados.

Más aún si cabe, si la sombra destaca por su ausencia, como es el caso de la cima de Hernio, nuestro objetivo de esta semana. Hasta su cima nos hemos acercado, en torno al solsticio de verano, para comprobar el poder de las aguas sanadoras de la ermita de San Juan, donde este fin de semana se celebra la tradicional romería en honor al santo.

Hoy es día de fiesta en los alrededores del caserío-venta de Iturriotz que cuenta con su fuente y ermita de San Juan Bautista. En su interior nos encontramos con Agustín Arruti de Aia, pasando la escoba y aecentado el interior del precioso templo con el propósito de mantener una tradición que según el aiarra «ya la seguían nuestros antecesores y nosotros mientras podamos seguiremos manteniendo».

La ermita de San Juan, situada según nos indicó Agustín en tierras de Errezil, aunque actualmente es de común pertenencia a este municipio, así como de Bidania-Goiatz, Albiztur y Aia, es un edificio rectangular, de sillarejo con tejado a dos aguas. Aparece citada en el año 1584, debido a que, según está recogido, en el lugar se celebraron ferias de ganado hasta el siglo XVIII.

Su retablo interior es obra de Juan de Arbiça realizado en 1608. Sencillo, de madera sin policromar, con un San Juan Bautista en el centro, San Roque a la derecha y San Ignaciode Loyola a la izquierda. Arriba una pequeña imagen del Crucificado flanqueado por la Virgen y San Juan. Por encima del retablo, dos ojos de buey abocinados dejan pasar un poco de luz. En uno de sus muros, un pequeño arco escarzano deja sitio a un manantial, junto al que desde 1987 figura una imagen de la Virgen de Lourdes. Este manantial, según las creencias populares, son curativas por sus propiedades contra la sarna y otros problemas de piel. Así lo confirma Lope de Isasti en 1625, cuestión que no podemos confirmar, pero sí podemos dar fe de su frescura que roza temperaturas casi gélidas tras sumergirnos en ellas.

Muy cerca de la ermita de San Juan, se encuentra la venta de Iturriotz, un enorme caserío con un destacable entramado de madera que muestra en su fachada las cruces protectoras pintadas con cal y guarda aún, en su interior, los restos de la cocina de hogar central. agustín nos cuenta que también se mantiene intacta la habitación donde dice la tradición que en mayo de 1535 descansó San Ignacio de Loyola,a su vuelta de París. Al día siguiente predicó desde un fresno situado junto a la ermita de Santa Lucia del barrio de Elosiaga, tronco que hasta hace poco se ha conservado como reliquia.

Tras la interesante tertulia con Agustín, nuestro propósito es subir a Hernio. Esa míticagcima situada entre las comarcas de Tolosaldea y Urola Kosta Urola. Un lugar que nos gusta visitar por su energía especial, además de sus vistas espectaculares, que nos muestran montes de Bizkaia como, Gorbeia, Anboto, o guipuzcoanos como Udalatx, Alluitz y los perfiles de Aizkorri y Aralar. Hacia el Norte se ve Zarautz, Orio, Getaria, y siguiendo la linea de costa Donostia, Jaizkibel, Aiako Harria, e incluso Pirineos con Ani/Auñamendi, Orhi... .

En esta ocasión nuestro ascenso es desde Iturriotz. Es un ascenso fácil, accesible para aquellos que cuentan con algo de fondo físico. Para los que no, es cuestión de tomárselo con calma en las zonas con cierta pendiente, aunque la belleza del entorno invita a parar y disfrutar de las vistas, mientras recuperamos el aliento. Iturriotz es un barrio de Aia. Se puede acceder hasta él desde la propia localidad de Urola o desde Asteasu, siguiendo la serpenteada carretera que nos acerca hasta la venta. En ella se dice que pasó la noche San Ignacio de Loyola en su viaje de vuelta de París a Azpeitia. En esta conocida venta se puede aparcar en un área habilitada para ello. A escasos metros se encuentra la ermita de San Juan Bautista. Junto a ella un riachuelo y un camino en el que hay una señal en la que se indica la dirección a seguir para alcanzar la cima de Hernio (1.078 m.). Dicho camino coincide con el de Santiago por tierras ignacianas y aparece señalizado con las clásicas marcas amarillas.

El camino que nos acercará hasta Hernio es un sendero de piedras sueltas entre enormes pinos que nos acerca a un cruce en el que tomamos la derecha siguiendo la GR. Continuamos caminando poco a poco sin ninguna dificultad, siguiendo las señales de pintura, y podemos contemplar las magníficas vistas hacia la costa y sus pueblos. Pronto nos encontramos con un poste indicativo que nos marca los tiempos y distancias que necesitamos para llegar a Zelatun. Una vez en el collado de Zelatun, donde se encuentran las bordas, giramos a la izquierda. No hay pérdida, ya que el sendero por el que empezamos el ascenso hasta la borda de Erniozaleak está marcado por el paso de cientos de senderistas. Rocas y tierra están desgastadas y exigen atención por el peligro de caídas. Las vistas merecen un alto en nuestro ascenso mientras recuperamos el aliento. Los días sin bruma se puede disfrutar de las importantes cimas de Aizkorri, Urola, Udalatx ...

Poco a poco llegamos a la Cruz sanadora, junto a la borda, donde podremos deshacernos de todos los males pasando los aros. A partir de ese punto, una corta, pero exigente cuesta nos conducirá hasta nuestro objetivo, que es reconocido desde la lejanía por la enorme cruz blanca que domina el punto más alto de Hernio.

La gran cruz de Hernio es fácilmente identificable desde muchos lugares, así como el monte arisco, pero especial que aparece desde otras muchas cumbres guipuzcoanas y navarras.Cerca de la gran mole blanca se encuentra una mesa orientativa y a escasos metros, una cruz de pequeñas dimensiones que destaca por su color plateado y que esta semana gracias a Antxon Araluce hemos sabido se colocó hace ya 70 años. «El 8 de junio de 952 se colocó la cruz de acero inoxidable, donada por la Firma Patricio Echeverría de Legazpi».

Antxon fue testigo, gracias a su abuelo, Luis López Echaniz, del inicio de la historia de esta cruz que visita desde entonces cada año. «Tenía siete años cuando se instaló la cruz de acero. Todavía lo recuerdo y desde entonces, me gusta subir todos los años» y mientras la salud le acompañe seguirá haciéndolo. De hecho, hace unos meses subió hasta ella, después de haber superado una importante operación de corazón. Mendizale de los de antes, Antxon Araluze, conoce como nadie Hernio y la mayoría de los montes guipuzcoanos y otros muchos.