Gazume, tras los pasos de San Ignacio

Tranquilidad, belleza natural en bruto y preciosas vistas son los ingredientes que hacen a Gazume un lugar especial, aunque permanezca a la sombra de Hernio. Nuestra visita a esta preciosa cumbre de 1.002 metros de altitud, que no puede competir con la fama de Hernio (1.075 m.), la dejamos atrás cuando comenzamos a pasear entre esos caminos carretiles delimitados por los muros de piedras. El color gris, blanco en algún momento, en contraste del verde intenso de los pastos y el azul del cielo lo convierten en un escenario precioso. Además conforme ascendemos, vemos la linea del mar Cantábrico que golpea con fuerza en Orio, donde podemos apreciar incluso la espuma blanquecina que resulta del choque.

Impresiona la belleza del lugar y despierta un interés especial en conocer este monte, observador silencioso durante siglos del paso de peregrinos que en su propósito de llegar a Santiago de Compostela se acercan a Azpeitia para visitar su santuario. Incluso, pudo ver a su más famoso habitante, el propio San Ignacio, que se alojó en la venta de Iturriotz y pasó muy cerca de Gazume durante uno de sus viajes. Las marcas de las ruedas de los carros tirados por bueyes que partían del puerto al interior o viceversa con sus pesadas cargas, nos ayudan a imaginar a esos curtidos hombres que superaban las pendientes para lograr su cometido.

Gazume rezuma historia desde cualquiera de sus rincones. Una lástima que sus piedras no hablen y relaten los episodios vividos por los lugareños con los romanos o su trabajo colocando cada una de las piedras que conforman los cercados de las zonas de pastos, logrando encajarlas como si se tratara de un puzzle perfecto.

Merece la pena aprovechar una mañana tranquila para conocerla y disfrutar de la primavera, para después degustar un pintxo en las bordas del collado Zelatun (841 m.).

Después de acercarnos a Iturriotz (580 m.) desde Asteasu, siguiendo la carretera que va a Aia, nos acercamos hasta el parking que se sitúa sobre la antigua Benta de Andazarrate. Muy cerca se encuentra la ermita de San Juan, siguiendo la flecha que nos indica el camino pedregoso que compartían los montañeros con los peregrinos que a través del camino de la Costa se dirigían a Santiago. Antes debían pasar por Bidania primero y Azpeitia para después seguir el camino santo. Nosotros nos conformamos con llegar a Gazume.

Siguiendo las marcas rojas y blancas llegamos hasta los prados de Sagain (668 m.), dejando la colina homónima ligeramente a la izquierda (705 m.), y bordeando el romo contrafuerte oriental. No hay pérdida. El paso de montañeros y animales que pastan a sus anchas por la zona no deja mucho lugar a dudas del camino. También se encuentran varios postes indicativos.

Conforme vamos subiendo podemos disfrutar de las magníficas vistas del valle y del mar. El contraste de verdes y azules es impresionante. Poco a poco, sin gran dificultad, podemos ver la zona alta de Gazume, que se eleva por encima del barranco Zelatun hasta alcanzar el popular collado. Desde él se alcanza la cumbre, aunque puede realizarse la ascensión sin dificultad desde Sagain, alcanzado la loma SW y prosiguiendo por ella hasta la cima de Gazume (1.002 m.).

Desde la cima podemos descubrir una línea de piedras que conforman unos muros que se mantiene en pie en muchas zonas. Increíble el trabajo realizado por los lugareños por delimitar las zonas de pastos de ovejas y cabras. Siguiendo estos muros podemos descender hasta volver a divisar el camino que nos a acercado hasta Zelatun y desde allí, la tentación nos invita a subir a Hernio, el señor del Urola.

Después nos dirigiremos por la conocida senda que nos conducirá a Iturriotz.

La venta de Iturriotz se encuentra en el barrio Irureta Egia de Aia, en el punto en el que la localidad costera delimita con Asteasu y Errezil. Bonito rincón en el que se erige el caserío-venta Iturriotz, situado en un antiguo y estratégico cruce de antiguos caminos y calzadas. Es un caserío aislado, de finales del siglo XVI, de considerables proporciones y volumen compacto. Responde a una construcción de gran planta rectangular que consta de bajo, dos alturas y desván.

La fachada Este es la principal y refleja el desnivel del terreno, siendo menor su altura en el lateral derecho. El muro presenta una entrada central, levemente desplazada hacia la izquierda, como acceso directo a la cuadra. En este emblemático edificio, destaca un amplio pórtico sustentado por pilares de sillares calizos que presenta cuatro vanos, tres de ellos con un cierre de mampostería a modo de antepecho.

La distribución interior del caserío se ajusta a las características derivadas de la dedicación ganadera y a su funcionalidad especifica como venta de camino. En la primera planta del caserío, se encuentra un zaguán da acceso a las diversas dependencias: cocina a la izquierda, gran comedor en el centro y pajar a la derecha. Del pajar se accede a otra cocina, más antigua, donde existió fuego central y donde actualmente hay una chimenea. Las habitaciones, donde pernoctó el gran patrón se disponen en la segunda planta y en la bajo cubierta se localiza el desván-almacén-secadero donde se aprecia claramente la estructura de la armadura sobre grandes postes enterizos.

A escasos metros se encuentra otra joya arquitectónica. Se trata de la ermita de San Juan Bautista. Dicha ermita pertenecía a la alcaldía Mayor de Saiaz y cada domingo siguiente a la Ascensión del Señor era lugar de reunión de los nueve pueblos para dar turno al pueblo representante en las Juntas Provinciales. Esta ermita de planta rectangular tiene dos puertas de entrada. Aparece citada en el año 1584. Según recogen los libros de la época, en el lugar se celebraban ferias de ganado hasta el siglo XVIII.

Se trata de una hermosa edificación que junto a su entrada, a la izquierda, un arco alberga el nacedero de un manantial y donde desde 1987 figura una imagen de la Virgen de Lourdes. Según Lope de Isasti (1625) las aguas que manan bajo la ermita curaban la sarna. La otra entrada se sitúa frente al altar presidido por un gran Cristo crucificado y un San Juan Bautista. A los lados San Roque y San Ignacio. La ermita tenía Casa Señorial hasta que en 1769 se suprimieron estas figuras y pasó a arrendarse y posteriormente a venderse. En 1786 se clausuró el templo por los excesos que se hacían en las romerías, guardándose los ornamentos de culto en la Alcaldía de Bidania.