Cien años de las pioneras XIV horas
Aniversario. Aralarko Adiskideak celebra hoy el centenario de la hazaña que 14 mendizales realizaron un 7 de junio de 1925 desde Tolosa al santuario de San Miguel
Las XIV Horas, la marcha regulada que une Tolosa con el santuario de Aralar, y organizada por Aralarko Adiskideak, cumple hoy 7 de junio 100 años. Se cumple el centenario de aquel «reto que resultó una gran hazaña» en el que 14 pioneros completaron el circuito alpino carretil en 1925 que partía desde Tolosa para dirigirse al santuario de San Miguel de Aralar y regresar por Arritzaga, la zona de las minas a Tolosa.
Los 14 valientes que participaron en aquella primera marcha fueron «Ramón Barrio, José Albero, Paco Tuduri, Eduardo Laborde, Juan Jauregi, Anton Subijana, Teodoro Agote, Ricardo Díaz Sarrasola, Francisco Labayen, Ricardo Azaldegi, Simón Arrue, Victor Arrillaga y Francisco Larrañaga, el alma máter de aquella primera expedición que completó el recorrido», relata Francisco Tuduri (Tolosa, 1945), hijo de uno de los pioneros y encargado de la presentación del trabajo de recopilación realizado con motivo del centenario.
Tuduri recuerda que «debieron escuchar primero a misa a las 3.30 horas, para después ponerse en camino». Las anécdotas de aquella marcha fueron muchas y variadas, desde la superstición de ser 13 los congregados antes de partir, un número que atraía el mal augurio según Pantxo Labaien, a la falta del solicitado almuerzo en Gorriti, como el mal tiempo y la tormenta que acompañó a los participantes que ataviados con sus respectivas alpargatas completaron los 70 kilómetros de recorrido.

El tolosarra, autor de diversas publicaciones en torno a la historia de Tolosa, recuerda aquella hazaña hace cien años con numerosas anécdotas e imágenes inolvidables. Según el historiador tolosarra el inicio de las XIV Horas «nos remonta a una hazaña que realizó Eduardo Mocoroa y relató a Shebe Peña», aunque según Tuduri «ello no precisaba que tuviera que haber hecho el recorrido de las XIV Horas».
Coches de caballos
El investigador destaca que «la subida natural, y a su vez más común y frecuente al santuario de Aralar desde Tolosa era por Betelu o por Amezketa pasando esta última por el puesto de miqueletes de Igaratza. No era de extrañar que se realizara desde esta localidad «a la que existía un servicio de coches de caballos desde Tolosa a lo largo del siglo XIX».
El interesante relato sobre el origen de la marcha regulada por excelencia de Gipuzkoa nos lleva a una imagen de finales de 1907 en la que aparece Eduardo Mocoroa junto a las ruinas del puesto de los miqueletes en Igaratza. «Mocoroa fue discípulo de Felipe Gorriti que contó al tolosarra cómo subía desde su localidad natal, Uharte Arakil, hasta el santuario de Aralar. El tolosarra, emulando aquellas subidas, organizó una salida en la que estaba acompañado por Altuna, Amunarriz, Ciarriz, Elosegui, Urquiola, Bello, Laskibar, Recondo, y como se puede ver en la imagen de comienzos del siglo XX, un miquelete al que se identifica fácilmente por la chapa que llevaba en la txapela, lo que sitúa al grupo en Igaratza junto a unas ruinas que serían las del puesto de la época». En esas ruinas pasaría a ubicarse, 26 años más tarde, el refugio de 'Amigos de Aralar'.

El vínculo de los tolosarras con el santuario de San Miguel de Aralar venía de antaño. Tuduri explica que «las visitas a San Miguel eran más por motivos religiosos y culturales que montañeras propiamente dicho, pero no se puede negar la predilección de los tolosarras por esa sierra y sus visitas a la misma. La construcción del refugio de Aralarko Adiskideak facilitó mucho la organización de excursiones, ya que pernoctaban allí».
Años olímpicos
Aquel 7 de junio de 1925 fueron catorce los valientes que emprendieron el camino a San Miguel Aralar, siendo protagonistas de «una gran hazaña para la época». Un año después, fueron muchos más los que se sumaron a la iniciativa a la que se fueron añadiendo muchos y muchos aficionados a la montaña provenientes de todo el territorio, incluso, de fuera de Gipuzkoa.
El historiador, cuyo relato de la hazaña lo llevó el pasado jueves al Topic de Tolosa, también quiso destacar la participación femenina. «Fue Maritxu Arana, la primera mujer en participar en la marcha», subraya.
También tuvo en cuenta «la presencia de siete valientes: Pepita Gorostidi; Miren Bilbao; Mertxe Rosa, del club Alpino Uzturre; Rita Aranceta, del Oargi, Esther Gómez de Segura, del Urdaburu de Errenteria; María Dolores García, del Deportivo de Barakaldo y María Atorrasagasti, de Mendizaleak de Herrera. De las siete mujeres participantes aquel año terminaron las siete. Hubiera sido interesante tener una foto de las siete juntas tras finalizar la marcha», haciendo especial hincapié en las dos ediciones de Inés Lasa, «la primera con 78 años y la segunda con 80».
Pablo Dendaluze ha realizado un videomontaje que recoge la historia y las imágenes de las últimas ediciones. Desde 1972, coincidiendo con los Juegos Olímpicos de Montreal, la marcha de las XIV Horas pasa a celebrarse los años olímpicos, convirtiéndose en la marcha popular de Euskadi por excelencia. Excepto en el año 2020, en que no se celebró por la pandemia del Covid-19, miles de montañeros han participado cada cuatro años. Su próxima cita será en 2028, año en el que se disputarán los Juegos en Los Ángeles.
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