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¿Soy una mala madre?
Gipuzkoa de Moda

¿Soy una mala madre?

Trabajo, deberes, casa, televisión, deporte... ¿estás tan desbordada por las obligaciones que nos hemos autoimpuesto como lo estoy yo?

HAIZEA ECHEGARAY

Domingo, 5 de abril 2020, 09:50

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¿Quién no ha querido huir de casa a la sección de vinos del súper?, ¿quién no se ha escondido en el baño mientras manda un audio a sus colegas?, ¿quién no ha bailado el 'Baby Shark' hasta odiar al pececito?, ¿quién no ha subido una foto 'modo fitness' en redes sociales y luego se ha tumbado en el sofá a devorar una bolsa de patatas? Si has respondido sí, amiga, no estás sola.

Llevo días interesándome por la situación de muchas compañeras y recogiendo sus testimonios porque, señoras y señores, amamos a nuestros hijos sí, pero no es oro todo lo que reluce. Ellas (entre las que me incluyo) son «modernas», de las que se salen de los estándares de las (mal denominadas) «madres perfectas»: son mujeres que tienen sueños, que reconocen aburrirse en el parque y que no renuncian a su carrera profesional ni a su identidad como mujer. Madres que con mucho sentido del humor, ironizan sobre su papel en esta sociedad.

Así son, así somos. Y es que con esto de la cuarentena, del Estado de Alarma y del concepto un tanto distorsionado sobre el lugar que deben ocupar nuestros hijos, parece que empieza a costar llegar a todo, pero nadie dice nada no vaya a ser que nos tachen de «malas madres». Porque, además de trabajar, hay que conciliar con todos estos factores que hacen de los días absolutos maratones:

- Deberes: es estupendo y además necesario que sigan conectados con el temario escolar. Se agradece el esfuerzo de los profesores. No seré yo quien no agradezca su implicación. Pero una vez que recibimos todo el material escolar, en mi caso y por poner un ejemplo, te ves sola, con dos niñas pequeñas, trabajando las ocho horas diarias de rigor y teniendo que resolver un problema de física cuántica o escribiendo un texto en alemán sobre el que no tienes ni la más remota idea.

- Televisión: entretenerles, sí, pero de manera didáctica. Nada de tenerles viendo la tele mientras tú, «mala madre», estás en tu nuevo «despacho», en plena videoconferencia, hablando con los jefes de la empresa e intentando lidiar entre los objetivos mensuales perdidos y Peppa Pig. Y por cierto, todo eso en pijama... muy cómico todo.

- Deporte: este tema está siendo la joya de la corona del confinamiento. Clases de zumba, 'fitness', yoga, acroyoga, pesas, mancuernas, bici estática, elíptica... desconocía que tuviéramos tanto «trasto» en casa. Creo que jamás he visto tanta actividad física a mi alrededor. Si no haces deporte durante este aislamiento, no eres nadie.

Y lo de tener un rato con la pareja, ya, si eso, lo dejamos para el próximo encierro; «pero nada, pasará cariño, pasará».

Quiero acabar diciéndote que no estás sola, amiga. Ten confianza. Lo estás haciendo bien. Estamos juntas en esto. Pero eso es lo bueno, que nos apoyamos, nos entendemos y que cada vez somos más las que visibilizamos la realidad que vivimos y que percibimos. Y si por verbalizar esto alguien se molesta... ¡qué hablen! Llevamos no sé ni cuántos días confinados y, a pesar de los pesares, a pesar de todo esto que os cuento, siento que en casa estamos fuertes, reforzando los valores, la familia, aunque a la marioneta le falte un ojo o los espaguetis no hayan quedado al dente.

¡Qué la fuerza te (nos) acompañe!

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