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Algunos de los vestidos que pueden verse en la exposición.

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Algunos de los vestidos que pueden verse en la exposición. Lusa

El Balenciaga más personal en la primera exposición de su 125 aniversario

'Moda y Patrimonio. Cristóbal', la tercera y última entrega de una serie de muestras que han analizado el impacto de la obra de Balenciaga, se ha inaugurado esta mañana en el museo de Getaria que lleva su nombre, en el que podrá visitarse hasta junio

Nerea Azurmendi

Getaria

Viernes, 28 de febrero 2020, 13:48

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'Moda y patrimonio. Cristóbal' no es una exposición concebida para realzar los trajes más suntuosos de Cristóbal Balenciaga. Es, por el contrario, una muestra sobria, creada a su imagen y semejanza, ya que el objetivo de la muestra que se ha inaugurado en el Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria es, justamente, reflejar el perfil más personal del modisto. También muestra su evolución como creador, desde que, siendo un niño, la imagen de la marquesa de Casa Torres elegantemente vestida supuso su primer contacto con la moda hasta que dio por finalizada su carrera.

Hasta el 21 de junio, cinco salas del Museo Cristóbal Balenciaga mostrarán al público, a través de unas 80 piezas de indumentaria, de fotografias y de objetos personales del maestro -la mayoría procedentes de los fondos del museo-, al Balenciaga más personal y desconocido, a aquel que rara vez habló sobre sí mismo ya que, como ha destacado en la primera visita a la muestra su comisario, Igor Uria, director de colecciones del Museo, «prefería que fueran sus creaciones las que hablaran por él». 'Moda y patrimonio. Cristóbal', es la tercera y última exposición de un ciclo que, como ha recordado Uria, «comenzó con un cierre (en 2018, 50 aniversario del cierre de la casa Balenciaga), y se cierra con un comienzo (el 125 aniversario del nacimiento de Cristóbal Balenciaga)».

Recurriendo a la misma imagen, la exposición culmina la serie curatorial 'Moda y patrimonio' que se ha centrado en reflexionar sobre el modo en que la obra de Balenciaga «ha pasado de ser moda a ser objeto de museo; de ser un lujo al alcance de unos pocos a un patrimonio al alcance de toda la sociedad». Al mismo tiempo, marca el comienzo de las actividades vinvuladas al 125 aniversario del nacimiento, el 21 de enero de 1995, de Cristóbal Balenciaga, que falleció en Jávea (Alicante) en 1972.

Otro de los hitos del 'año Balenciaga' será la segunda exposición que le dedicará dentro de unos meses el museo: un encuentro entre Balenciaga y uno de sus mayores admiradores, el modisto de origen tunecino Azzedine Alaïa (1935-2017).

En la presentación de la exposición, el consejero de Cultura del Gobierno Vasco, Bingen Zupiria, ha incidido en los valores «que caracterizaron a Balenciaga y marcaron su estilo», mencionando «la generosidad, la disciplina, la excelencia, la discreción, el respeto, la humildad, la creatividad y la capacidad de asumir riesgos», y destacando que «el museo los asume como propios, en la tarea de conocer y fomentar el conocimiento de la figura de Balenciaga».

Hablar a través de los objetos

A la extensa colección del museo –más de 3.500 piezas– se ha referido la directora foral de Cultura, María José Telleria, que ha agradecido la generosidad de las personas que, donando sus 'balenciagas', han contribuido a enriquecerla. Algunos de esos donantes se encontraban entre los asistentes a la inauguración.

La directora del museo, Miren Vives, también ha tenido en cuenta la colección, y al 'estrés' que supone para la misma ir alimentando sucesivas exposiciones. Vives ha llamado la atención sobre el hecho poco habitual, y «nada fácil», de montar tres exposiciones una tras otra con el mismo hilo conductor, lo que permite «ir editando sobre la exposición anterior». Otro aspecto que se ha tenido muy en cuenta en esta exposición es la sostenibilidad, «utilizando menos materia prima, generando menos residuos y reciclando más».

La referencialidad del museo de Getaria en todo lo que tenga que ver con Cristóbal Balenciaga lo coloca en el centro de una extensa red en la que también se encuentra la marca Balenciaga, que recientemente ha anunciado su regreso a la alta costura, bajo la dirección del diseñador georgiano Demna Gvasalia.

La Balenciaga actual poco tiene que ver con la que fundó quien le sigue dando nombre, pero ha conservado una buena parte de los archivos de la que fue la Casa de Alta Costura Balenciaga de París. Con motivo del 125 aniversario, y de manera excepcional, se presentan en el marco de la exposición una docena de 'toiles' (patrones en tela) de la década de los 60 y una serie de películas de desfiles de los 60 y los 70 procedentes de esos archivos.

Imágenes de la exposición en el Museo Balenciaga. Lusa
Imagen principal - Imágenes de la exposición en el Museo Balenciaga.
Imagen secundaria 1 - Imágenes de la exposición en el Museo Balenciaga.
Imagen secundaria 2 - Imágenes de la exposición en el Museo Balenciaga.

No es esa la única colaboración internacional que se ha dado en torno a la exposición, en cuya concepción también ha intervenido el Centre for Fashion Curation de laUniversity of the Arts de Londres. Estaba previsto que participara en la presentación la comisaria y creadora de exposiciones Judith Clark, pero finalmente ha intervenido en la presentación Ben Whyman, director del centro.

Whyman ha resumido la manera en la que han abordado su participación en la exposición, así como el espíritu de la misma, del siguiente modo: «Hemos hablado mucho acerca de cómo mostrar quién era Balenciaga a traves de cómo se presentaba él mismo al mundo. Las fotografías, las cartas, las ropas y los colores que elegía, cómo las vestía, sus herramientas de trabajo, sus objetos personales... nos ofrecen una oportunidad de releer a Balenciaga, y ayudará a los visitantes a endenderle mejor, porque le verán bajo una nueva luz».

Los objetos personales –que se intercalan en el recorrido constituyendo en ocasiones pequeños 'gabinetes de curiosidades'– y los trajes, algunos de ellos nunca exhibidos, se muestran de manera cronológica en cuatro grandes bloques: inicios e influencias (1912-1936); exploración formal (1937-1951); innovación (1952-1959) y depuración y abstracción (1960-1968). Los últimos contenidos corresponden a 1968, año en el que cerró la casa y el legado de Balenciaga empezó el camino que le llevaría de ser moda a convertirse en patrimonio. Ese discurso cronológico hace que cada una de las salas, cada una de las vitrinas, tengan una gran coherencia y, evitando la monotonía, ensalcen la creatividad del modisto.

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